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El problema es la Inflación, no las leliq

Hablar de bajar las leliq o subir el tipo de cambio para corregir la inflación, es como querer curar un dolor estomacal curando el empacho.

Por Salvador Di Stefano
@SalvaDiStefano

Hablar de bajar las leliq o subir el tipo de cambio para corregir la inflación, es como querer curar un dolor estomacal curando el empacho, puras brujerías que no dan ningún tipo de resultado. Lo importante es bajar la inflación, con más inversiones y exportaciones. Entérate en esta nota.

Las campañas políticas escalan debates interesantes en algunos casos e inocuos en otros. Toda la discusión que se generó sobre el nivel de tasa de interés de las leliq es absolutamente intrascendente. De nada vale bajar la tasa de interés de las leliq si el verdadero problema de Argentina es la inflación.

Nuestro país tiene una inflación crónica del 25% anual desde el año 2011 en adelante. Durante el segundo gobierno de Cristina Fernandez logramos una inflación del 25% anual, otorgando subsidios para que no suban las tarifas, con tasas de interés negativas, control de capitales, cepo y precios cuidados. Durante el gobierno de Macri tampoco logramos bajar la inflación del 25% anual, sin cepo, con apertura económica, tasas de interés positivas y recomposición de tarifas.

La inflación es un fenómeno monetario, sin embargo, en Argentina pesan causas estructurales que no logran resolver este problema. La falta de inversión que tiene el país hace que las empresas no logren mejorar su productividad y competitividad, tengan altos costos de producción y, ante la pequeña suba de cualquier insumo, nacional o importado, la suba de precios derrama sobre toda la cadena comercial y llega a las góndolas, impactando en el índice de precios.

Argentina es un país que no tuvo y no tiene políticas de Estado. Bajo el gobierno de Cristina se otorgaron gran cantidad de créditos a tasas subsidiadas, que en ningún caso seguían un plan general, una política de Estado, en donde el crédito se aplicara con un fin determinado y específico que debería bregar por mejorar la estructura de costos, ser competitivo, llegar al consumidor con precios más bajos y poder exportar.

Se otorgaron créditos centenarios a empresas que nunca pudieron ser competitivas y, en muchos casos, estos recursos se mal asignaron a sectores que invirtieron en bienes de capital que hoy producen por debajo de su nivel de eficiencia.

Bajo el gobierno de Mauricio Macri los créditos estuvieron ausentes al adoptar el criterio de tener una tasa de interés positiva y no realizar un combate decisivo contra la inflación; los créditos siempre fueron caros, lejos de ser una polea de transmisión para la inversión en el sector productivo.

El gobierno no tiene una política de Estado para los sectores productivos, para ayudarlos y guiarlos en el camino de la producción eficiente, baja de costos y generación de dólares para el país.

¿Qué quisiera escuchar de los candidatos?

Me encantaría que los candidatos expusieran sobre cómo van a bajar la inflación en Argentina, pero en especial, cómo generarán confianza para que la inversión, en lugar de crecer a un ritmo del 14% sobre el PBI, lo haga a niveles del 25% o 30% como sucede en otros países de Latinoamérica.

Una suba de la inversión implica más mano de obra que será financiada por un actor privado, que no le sacará dinero a otro ciudadano vía impuestos para incrementar el ingreso de una familia. De esa forma, se daría un incremento genuino del consumo, nuevos empleos y salarios.

El grave problema en el diagnóstico de la oposición es que pretende incrementar el consumo, pero se olvida que primero hay que elevar la inversión y las exportaciones.

El oficialismo, durante los años que gobernó, no logró seducir a los inversores, en primer lugar, porque nunca trazó un plan diferencial para las inversiones nuevas, que deberían pagar menos impuestos que el stock de inversión existente. Este es el único camino para que alguien invierta, porque solo lo hace si puede ganar dinero, nadie invierte para hacer beneficencias. En segundo lugar, bajo el gobierno de Mauricio Macri, nunca se trabajó en un plan de largo plazo para financiar el crecimiento, siempre se corrió al problema desde atrás.

A pocos días de las elecciones primarias, no hemos escuchado ninguna propuesta seria para atraer inversiones al país; sin inversiones, es imposible bajar la inflación.

Hablar de bajar las leliq o subir el tipo de cambio para corregir la inflación, es como querer curar un dolor estomacal curando el empacho, puras brujerías que no dan ningún tipo de resultado.

Tampoco escuchamos cómo Argentina va a incrementar las exportaciones. Desde el año 2011 a la fecha, las exportaciones, como porcentaje de PBI, no hacen más que bajar estrepitosamente. Hoy las exportaciones representan el 16% del PBI, en cualquier país que quiere salir de la crisis, este porcentaje debería ser, como mínimo, del 35%. En Argentina los presidentes le ponen retenciones a la exportación, ya sea Cristina o Mauricio, no hemos escuchado una propuesta de baja de retenciones para incrementar las exportaciones, bajar el costo de los productos que exportamos para el mercado interno y lograr mejoras de productividad que impacten en los precios y reduzcamos la presión inflacionaria.

Otro tema importante, el oficialismo habla de superávit fiscal primario, pero nada hemos escuchado al respecto de la oposición.

Conclusión

Argentina necesita urgente una reforma laboral y previsional si quiere atraer inversiones. Todo esto en un marco de desgravación tributaria para el dinero que se invierta, genere empleo y, en lo posible, logre producir un producto que pueda colocar en el exterior generando dólares para el país.

Es necesario y urgente una ley de desgravación impositiva para la construcción, que posibilite a los argentinos llegar a su primera vivienda con un menor costo. Argentina no necesita un crédito UVA oneroso y que luego se termine subsidiando porque los que tomaron el financiamiento no lo pueden pagar. Necesitamos que se construyan viviendas con desgravación tributaria para lograr un metro cuadrado a precios más accesibles y, con la inflación baja, créditos de largo plazo en moneda nacional.

Tanto el último gobierno de Cristina como el de Mauricio, trabajaron denodadamente para potenciar vaca muerta y ayudar a grandes multinacionales del mundo a invertir. En el mundo de hoy, donde va a escasear la carne debido a una peste que se llama fiebre porcina africana, aún no hay ningún plan para las vacas vivas y para la gran cantidad de patriotas que crían ganado bovino, porcino, aviar, ovino y muchos otros en todo el territorio de la República Argentina. Claro, los que trabajan con las vacas vivas no son multinacionales, ni tienen poder de lobby, por eso todos los gobiernos se aprovechan de los más débiles. De esto no se habla.