El presente de Julieta Rossi: a qué se dedica hoy la novia de Fernando Báez Sosa y por qué eligió alejarse del caso
A casi cinco años del crimen que conmocionó al país, Julieta Rossi reconstruyó su vida lejos de los medios. La joven, que planeaba estudiar Derecho junto a Fernando, eligió no participar del juicio ni del documental de Netflix y hoy encontró en la danza su refugio y su profesión.
El estreno del documental de Netflix 50 segundos: El caso Fernando Báez Sosa reavivó el impacto social en torno a uno de los crímenes más dolorosos de los últimos años. Entre los espectadores, una ausencia llamó especialmente la atención: la voz de Julieta Rossi, quien era la novia de Fernando al momento del asesinato ocurrido en Villa Gesell el 18 de enero de 2020.
Su testimonio no formó parte de la producción, al igual que tampoco estuvo presente en el juicio de 2023, cuando los ocho rugbiers fueron condenados por el ataque. Con el tiempo, Julieta decidió tomar distancia del caso y volcarse a reconstruir su vida en silencio, atravesando un proceso íntimo y lejos de la exposición.
En los primeros meses después del crimen, la joven acompañó muy de cerca a Graciela Sosa y Silvino Báez, los padres de Fernando. Participó de marchas, convocatorias y del enorme movimiento social que reclamaba justicia. Sin embargo, con el pasar de los meses, su presencia comenzó a disminuir. Según explicó Graciela, el alejamiento fue una forma de protección emocional: “Le trae muchos recuerdos. Perdió al amor de su vida y está tratando de recomponerse como pueda”.
Su padre, Oscar Rossi, fue quien acudió al juicio en su lugar. Allí explicó que su hija “no estaba emocionalmente preparada” para enfrentar nuevamente los detalles de aquella madrugada frente al boliche Le Brique. La decisión de no participar del documental respondería al mismo motivo.
Cómo es hoy la vida de Julieta y a qué se dedica
Julieta Rossi encontró un refugio que terminó convirtiéndose en su profesión: la danza. Ese espacio se transformó en su sostén emocional y en una herramienta para canalizar el dolor que cargaba desde los 18 años.
Hoy, con 23, es bailarina profesional y profesora. Se especializa en reggaeton, urbano, heels y femme style. Su crecimiento artístico es notorio: supera los 380 mil seguidores en redes sociales y varias de sus coreografías alcanzan más de un millón de reproducciones.
Trabaja como docente en reconocidos estudios de la Ciudad de Buenos Aires, participa en videoclips, shows en vivo y trabajos para artistas como Ecko, Connie Isla, Marty D, Yas Gagliardi, Aitana y Flor Vigna. En 2025 formó parte de los Premios Ídolo, consolidando su presencia en la escena local.
Su carrera también la llevó al exterior. En 2023 viajó por primera vez a Los Ángeles para perfeccionarse en el prestigioso Millennium Dance Complex, uno de los estudios más importantes del mundo. Ese viaje marcó un hito personal: “Estoy cumpliendo uno de mis sueños desde que soy pequeña y observaba con admiración a los bailarines que pisaban este salón”, escribió en sus redes. Volvió a repetir la experiencia en 2024, profundizando su formación y su camino profesional.
El duelo silencioso que decidió transitar
Julieta estaba con Fernando en Villa Gesell la madrugada del ataque. Tras su muerte, según relató su padre, pasó un año recluida para proteger su salud mental. El impacto emocional, la repercusión mediática y el dolor profundo hicieron que eligiera vivir su duelo de manera privada.
Su último posteo dedicado a Fernando —hoy oculto en su perfil— fue publicado ocho días después del crimen y resumía la dificultad de decir adiós: “Mis cartas de amor van al cielo, que es donde te miro para encontrarte”.
Aunque decidió no aparecer en el juicio ni en el documental, nunca negó el peso que tuvo en su vida la pérdida del joven con quien compartía proyectos, entre ellos, la idea de estudiar juntos la carrera de Derecho.
Con el paso del tiempo, Julieta logró construir un presente distinto, lejos de los flashes y cerca de la danza, el lugar donde encontró una nueva forma de vivir y sanar.
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