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El intacto talento de Riquelme

Las dos caras de la moneda, las similitudes y diferencias, ponen en competencia las versiones más destacadas de Román. El modelo 2007 contra el del año 2012. ¿Cuál es el mejor?

*Por Sebastián Sainz
sainzseba@diarioveloz.com
@sainzseba

Cinco años separan la realidad de aquella estela futbolista que dejó plasmada Juan Román Riquelme en el tiempo, luego de consagrarse campeón en la Copa Libertadores de América en el 2007 ante Gremio.

Ese año se lo recuerda con mucho cariño, puesto que el astro arregló su vuelta al club de La Ribera proveniente de Villareal por sólo seis meses. Un arregló en el cual salieron beneficiadas todas las partes. Los hinchas, que veían repatriar a un ídolo de talla incalculable; el futbolista que deseaba volver a vestir los colores de su gran amor; Mauricio Macri como presidente del club que con la contratación aumentó en la  consideración de los simpatizantes que lo votaron para elegirlo como Jefe de Gobierno porteño; y el club español que buscaba desprenderse del jugador. Todo redondito.

En ese certamen, que significó la última cosecha continental del club, Román fue determinante en los partidos más importantes. Después pasaron los años y los entendidos del tema anunciaron que no se volvería a ver una actuación semejante.

Pero una vez más Riquelme los calló en la cancha. Si bien es cierto que anatómicamente está más grande (tiene 34 años), más viejo, y por lo tanto se cansa más rápido, el enganche agregó varios detalles a su impecable técnica deportiva.

Para empezar y lo que muchos no ven, demostró diferentes formas de pegarle a la pelota. Posiblemente por la avanzada estética de los balones modernos el Diez se fue adaptando y agregando destrezas a su ejecución, como la cara externa (vale recordar el golazo de tiro libre a Colón en Santa Fe) o el golpe seco sin efecto al palo más lejano que se potencia por la tecnología aplicada en la número cinco.

Segundo aumentó su capacidad goleadora de corta distancia al ubicarse en varias ocasiones como delantero izquierdo, a veces por su cansancio habitual. En aquella posición aprovecha su habilidad para desplazarse y definir certeramente ante el arquero.

Tercero, ya no se lo ve tirando caños o amagues sorprendentes. Lo notable del volante es la capacidad de control que utiliza en la posesión de balón. Si bien siempre se desprende rápido de la pelota ahora prefiere contagiar de seguridad a sus compañeros con toques certeros y precisos.

Entonces se puede decir que la versión actual de Juan Román Riquelme tiene el mismo talento, intacto, de hace cinco años atrás pero con un conocimiento agregado sobrevaluado por la experiencia que el juego y la vida le otorgó.

Igual, tenga bien en cuenta que todo el análisis se caerá a pedazos si el ídolo de Boca Juniors convierte otro golazo como el que hizo ante Unión Española en el cual se sacó de encima a tres jugadores y definió sobre el arquero.