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El crimen del comerciante chino: la mafia de alta gama llegó para quedarse

Ocurrió hace días en la calle Perón del barrio de Almagro y dicen fuentes policiales que no fue ni intento de robo ni por el “cobro del peaje” de los supermercados. El hombre era un “puerta roja”.

Por Jorge D. Boimvaser
info@boimvaser.com.ar

 
Los súper chinos –ya te habrás dado cuenta-,  pertenecen a grupos que se distinguen entre sí por el color con que pintan los marcos de sus puertas. Son dos. Los "puerta roja" y los "puerta azul". El comerciante chino asesinado en Almagro hace días pertenece al primero de esos colores, pero no fue un conflicto de intereses por esos asuntos el que le costó la vida.
 
Aunque la oficina comercial y cultural de Taipéi en Buenos Aires descartó que el homicidio haya sido consecuencia de disputas en la "mafia china" que opera en Buenos Aires, una confiable fuente de organismos de seguridad le confesó a DiarioVeloz.com que el hombre era un alto jefe de una organización que se dedicaba a otros asuntos comerciales además del rubro supermercadista.
 
Concretamente, se trataba de un importador de repuestos para las máquinas tragamonedas que funcionan en los bingos y casinos de todo el país. Y en ese sentido habría tenido un conflicto de intereses que finalizó cuando lo acribillaron a balazos llegando a su domicilio.
 
Para tener una idea más precisa del asunto.  El Audi Q4 que manejaba estaba blindado, y sus asesinos sabiéndolo esperaron que abriera la puerta para desatar la balacera contra él y su acompañante.
 
Los chinos dueños de súper no suelen tener autos de alta gama y mucho menos blindados, salvo que realicen otras actividades y que se encuentren ubicados en niveles conflictivos con sus pares y eso los lleva a tomar recaudos de seguridad como tener móviles a pruebas de balas. Claro,  podes vivir en un tanque Sherman pero cuando abrís la escotilla sos tan vulnerable como si andaras en un Fiat 600.
 
También es extraño –o no, según como se vea- que la oficina de Taipéi emita un comunicado desligando su muerte con los conflictos entre su comunidad provocados por extorsiones varias. Son muchos los comerciantes asesinados tras los habituales chantajes por pagos no cumplidos de "peaje", y casi nunca ese organismo interviene mediáticamente aclarando que no se trata de "mafia china".  Es más, siempre desmintieron que existan "mafias chinas" en la Argentina y a raíz de este crimen la Oficina de Taipéi en Buenos Aires aclara que el hombre no pertenecía a esas "mafias chinas".

Nos la deja picando con el arco vacío para la frase justa: "no aclares que oscurece".
 
Ya se sabe que las máquinas tragamonedas cuestan fortunas, y el negocio de quienes las explotan es que no pueden estar ni un minuto desactivadas por problemas técnicos. Poseen un sofisticado programa informático  (soft) que hace que no sea el azar sino el sistema tecnológico quien elige la suerte –más bien, la mala suerte- de los apostadores que dejan sus monedas y parte de sus vidas (principalmente las mujeres) a través de la ranura.
 
En un capítulo de la serie "Las Vegas", el actor James Caan –director de un casino-, despide de mala manera a un programador que haciendo mal su trabajo le dejó servida en bandeja una fortuna a un apostador. El personaje de Caan explica en la ficción lo que ocurre en la realidad, lo que los levantadores de apuestas clandestinas dicen siempre: "De enero a enero, la guita es del banquero".  Ya el azar no tiene nada que ver con el resultado de una apuesta.
 
Cuando una pieza falla en esos tragamonedas, y el repuesto no se consigue en plaza, aparecen las personas que lo hacen traer de su lugar de fabricación sin tener problemas aduaneros como el resto de los argentinos. No hay Guillermo Moreno que trabe la importación de esos repuestos. Pueden faltar insumos para la industria farmacéutica, pero piezas de estos aparatos recaudadores, jamás.
 
El hombre asesinado en Almagro se dedicaba a ese rubro, y se cree –no hay confirmación oficial porque ya se sabe que en esa colectividad el silencio es salud-,  que así como se dividen los grupos en puertas rojas y azules, también en otros negocios más redituables como éstos también existen pormenores de "peajes" y esos manejos oscuros.
 
Las "tríadas" son las formas organizativas de las mafias orientales, y las fuentes consultadas por este portal dicen que la víctima pertenecía a la capa superior de uno de esos grupos (se dividen en superior, medio e inferior).
 
"Sí, esta gente de alto octanaje en el crimen organizado llegaron para quedarse",  nos dice nuestro hombre con chapa y sin uniforme.
 
La jefatura menos expuesta a la vista se encuentra en el interior de uno de los súper chinos más grande del "China Town", allí en la zona de Barrancas de Belgrano.

Un guión de Oliver Stone y Michael Cimino llevado al cine en 1985, "Manhattan Sur"  (magistral trabajo de Mickey Rourke)  describe las entramados de la mafia china en Manhattan que no son diferentes a los que suceden en Buenos Aires.  Detrás de las inofensivas marquesinas de restaurantes y negocios de ventas de comestibles de su país, se encuentran los despachos de las tríadas que deciden los negocios, la vida y la muerte de los miembros o traidores de las organizaciones.
 
Otro de los que manejan estos destinos es un personaje de existencia más de superficie, que vive y atiende en su residencia en el barrio de Coghlan, a pasos del Hospital Pirovano. Es algo así como el RRPP o contacto legal de la colectividad en Buenos Aires.
 
Esta gente está a cargo de depósitos fiscales casi descontrolados por parte del Estado. Allí Guillermo Moreno no tiene casi injerencia, por eso el hombre asesinado en Almagro entraba al país los repuestos de los tragamonedas con la premura necesaria. ¿Fue por algo vinculado a ese tema su homicidio? Es una hipótesis que será difícil de develar. Y otro detalle para que veas la fuerza de esta colectividad. En los negocios del China Town, nadie se enteró de las restricciones que impone la Secretaría de Comercio a las importaciones. Recorrés sus góndolas y sigue la profusa oferta de latas y demás productos oriundos de Oriente como si nada pasara.
 
"Pertenecer tiene sus privilegios", decía un slogan de una tarjeta de crédito.