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Cristina Kirchner en guerra con un radical por un despacho en el Senado

La ex Presidenta pretende ir a uno del tercer piso, pero ese lugar también lo quiere el santacruceño Eduardo Costa.

En el Senado, uno de los más apetecidos está ubicado en el tercer piso. Es enorme, con muchas dependencias internas, luminoso y con ventanales que dan a la avenida Entre Ríos. Tiene una ventaja extra: se puede acceder a él directamente desde el ascensor privado de los senadores, para entrar y salir con mucha reserva. Esa es la oficina que se disputan Cristina Kirchner y el radical Eduardo Costa, según consigna Clarín.

Ese despacho, decorado en su ingreso con tapas de los últimos años del diario Página 12, está ocupado por la senadora camporista por Santa Cruz Virginia García, hermana de la esposa de Máximo Kirchner.

Cristina Kirchner, senadora electa por la provincia de Buenos Aires, ya ocupó ese despacho cuando estuvo en la Cámara alta. Y ahora dio indicaciones de que quiere volver allí. El inconveniente es que ese lugar también tiene otro pretendiente que sería Costa, quien tras ganar en las legislativas fue electo senador por Santa Cruz.

Costa entendería que en realidad ese despacho le corresponde a los senadores por Santa Cruz. Y que, entonces, él debería desensillar allí ya que Cristina Kirchner fue electa por Buenos Aires.

En ese piso también quedará libre el despacho que actualmente ocupa el radical santacruceño Alfredo "Fredy" Martínez. Pero esa oficina, pequeña y sencilla, no sería la primera opción ni para Cristina ni para Costa.

Otro despacho que genera disputas, y que también será desocupado en diciembre, es el de Gerardo Zamora, electo gobernador de Santiago del Estero.

Las oficinas -enormes, en la planta baja- que ocupa Zamora tradicionalmente fueron utilizadas por el presidente provisional del Senado. El gobernador electo ocupó ese lugar hasta 2015, pero aunque dejó de cumplir esas funciones se quedó con el despacho.

Así, el actual presidente provisional del Senado, el macrista Federico Pinedo, se instaló en otro.

El que ocupa en la actualidad Pinedo tiene cuatro dependencias internas y es bastante cómodo, aunque tiene una sola ventana al exterior y está ubicado en una punta alejada del palacio, en la planta baja.

Se desconoce si Pinedo buscará mudarse al que hasta el 9 de diciembre ocupará Gerardo Zamora. O si allí se instalará la suplente del santiagueño, Blanca Porcell de Ricobelli.

Otro despacho amplio, luminoso y bonito que quedará libre es el de la sanjuanina Marina Riofrío. En ese caso, todo indica sí se cumplirá la tradición de que la oficina pase llave en mano para otro coprovinciano: allí iría Rubén Uñac, el peronista (hermano del gobernador) que acaba de ganar por una amplia diferencia en San Juan.

También quedará desocupado en diciembre el de Juan Manuel Abal Medina, ubicado en la planta baja, con vista a la calle Hipólito Yrigoyen. Es muy grande y con una sala de reuniones en un entre piso. Si se cumpliera la regla de las provincias, allí podría ir el también bonaerense Esteban Bullrich.

Todos los senadores quieren tener su despacho en el Palacio, pero el edificio no posee esa capacidad. Por eso, muchos lo tienen en el Anexo del Senado, en la ex Caja de Ahorro.

A raíz de que todos quieren estar en el Palacio -y si es en la planta baja, aún mejor- en los últimos años se abrieron despachos en lugares que originalmente tenían otra función. La camporista Anabel Fernández Sagasti, por ejemplo, está en uno muy pequeño de la planta baja. Fue reacondicionado en 2014 como despacho: hasta ese momento ahí funcionaba una dependencia de seguridad.

El del saliente misionero Juan Manuel Irrázabal queda en lo que es en realidad uno de los ingresos al Senado por la calle Hipólito Yrigoyen. Para cumplir con las normas de evacuación, ahora esa puerta de entrada volverá a abrirse, con lo que ese despacho desaparecerá.

Las disputas por los despachos son ya un clásico en el Congreso. El último conflicto público fue por la titularidad de la oficina 340 de Diputados, que la presidencia de la Cámara pretendió quitarle a Máximo Kirchner. Para que el hijo de la ex presidente pudiera quedársela, dos diputados de larga trayectoria K, Teresa García y Carlos Kunkel, debieron abandonar los suyos.