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Crimen del country: investigarán al presunto médico de la ambulancia que fue a la casa de la víctima 

Es una solicitud del fiscal del caso a sus superiores. Se hizo pasar por otro profesional y habría falsificado firmas. 


La causa por el crimen de Roberto Wolfenson, golpeado y ahorcado en su casa del barrio La Delfina de Pilar, sumó otro capítulo oscuro. El fiscal del caso pidió investigar al presunto médico de la ambulancia que asistió al domicilio del ingeniero el día del crimen, según informaron fuentes oficiales a Infobae.

“Se identificó con otro nombre”, explicaron a este medio y agregaron que “se logueó como un médico de la empresa” proveedora de ambulancias, que terceriza el servicio, y “habría falsificado firmas”.

Por ello, Germán Camafreita, de la UFI N° 3 de San Isidro, firmó este jueves la extracción de copias y la remitió a la Fiscalía General de ese departamento judicial para que designe al fiscal que investigará al presunto médico.

Es que sospechan que la persona que se presentó como médico en la ambulancia ese viernes 23 de febrero en que hallaron el cuerpo de Wolfenson en una de las habitaciones de su casa del country, no es siquiera un profesional de la salud.

“A los domicilios que llegamos nadie lo conoce. Fuimos hasta Ostende y atendió un familiar que no quiso salir”, detallaron los investigadores.

Vale recordar que esta es la segunda investigación paralela del crimen del country. Desde principios de marzo, otra fiscalía investiga el accionar del médico que firmó el documento en el que dice que el ingeniero falleció de muerte natural.

Se trata del doctor Marcelo Rodrigué, quien cuenta con más de 30 años en la Policía de la Provincia de Buenos Aires dedicándose, justamente, a revisar cuerpos en la escena. Según consta en el expediente, aquel viernes de febrero, el profesional llegó al country cerca de las 18.30, fue hasta el lote 397, examinó a la víctima y aseguró bajo juramento de ley que el hombre “murió de un infarto”.

Quienes estaban en la pequeña habitación en la que fue encontrado el cadáver, se quedaron atónitos. Nadie daba crédito a lo que estaba escuchando. “¿No vio los golpes? ¿Los cortes en sus manos? ¿El profundo tajo en la nuca? ¿La sangre que emergía por debajo del cuerpo? No tiene ningún sentido lo que hizo”, se preguntaban los investigadores.

Horas después, la autopsia determinó que a Wolfenson lo golpearon y lo ahorcaron con una tanza hasta matarlo. Su cara presentaba lesiones en pómulos, boca y un corte en la nuca. Además, sus manos estaban todas cortadas producto de la defensa que opuso al querer sujetar el hilo de nailon con el que lo estaban asesinando.


El caso

La muerte de Roberto fue descubierta el viernes 23 de febrero por la tarde en su casa del barrio cerrado La Delfina, en la localidad de Presidente Derqui, Pilar.

El ingeniero electrónico, ya jubilado —era experto en baterías de litio y trabajaba como ejecutivo para una importante empresa local— fue hallado muerto por su profesor de piano, a quien tenía que recibir a las 17.

El día anterior, a las 13.55 del jueves 22, Wolfenson salió a caminar por el barrio, luego de que se fuera la mucama. Así lo constataron los investigadores al inspeccionar su computadora personal este lunes. Luego, a las 14.13 regresó a su casa. Nada más se supo de él hasta la tarde del día siguiente, cuando el profesor de piano llegó al country para darle clases.

Al no obtener respuestas para ingresar, se comunicó con la esposa: ella avaló su entrada. Fue acompañado de un guardia y, luego, se sumó un vecino. Fueron los que encontraron el cadáver. En pocos minutos, la casa se llenó de agentes de la división Científica de la Bonaerense. “Estamos ante un brutal homicidio”, aseguraron los oficiales.

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