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Consecuencias de la inoperancia

La tragedia por el intento de desalojo del Parque Indoamericano, en la Capital Federal, es el doloroso testimonio de un drama social de vastas dimensiones: el déficit habitacional que padece el país.

El trágico intento de desalojo de los predios del Parque Indoamericano, en la Capital Federal, que había sido ocupado inicialmente por unas 200 familias que reclamaban una vivienda, es otro doloroso testimonio de un problema nacional que se arrastra de generación en generación. Argentina sobrelleva desde hace más de un cuarto de siglo un déficit habitacional, que creció en ese lapso desde 1,8 millón de unidades habitacionales a los tres millones en la actualidad. El Censo Nacional 2001 lo había fijado en 2,6 millones.
Han fracasado todos los programas de viviendas sociales pomposamente anunciados por los gobiernos de turno. El 21 de julio de 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner anunciaba el último de esos megaproyectos: el Plan Federal de Viviendas, para construir 120 mil unidades a lo largo y a lo ancho del país en tres años. Cinco años después, sólo se cumplió el 57 por ciento del plan, que tenía, y sigue teniendo, un sesgo marcadamente electoralista, como que las regiones menos favorecidas son la Capital Federal y San Luis, gobernadas por partidos opositores. En Córdoba, ese plan se transformó en el Hogar Clase Media, por el que aún penan miles de familias, atadas a un sueño que parece imposible de realizar, pese a las promesas electoralistas.
En la década transcurrida hasta el censo de este año, la población creció, con el consiguiente aumento de la demanda, a la vez que se producía un notable avance en el flujo inmigratorio, en especial desde Bolivia, Paraguay, Chile y Perú. Si hace un cuarto de siglo la inmigración se establecía en las provincias fronterizas, ahora lo hace por doquier, sobre todo en torno de los grandes centros urbanos.
No sólo han fracasado los planes oficiales de vivienda, sino que la actividad privada se orientó hacia los sectores medios y altos de la pirámide social. Durante la vigencia de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), entre 1994 y 2008, se observó un llamativo contraste con lo que sucedía en Chile, porque mientras las inversiones de las administradoras trasandinas en letras hipotecarias permitían el desarrollo de unas 500 mil viviendas, nuestras AFJP invirtieron en el sector sólo 3,3 millones de los 48.400 millones de dólares que manejaron.
Plantean también mayores urgencias de solución las nuevas formas de la institución familiar, con la conformación de parejas jóvenes que anhelan su propio hogar. No por casualidad las dos víctimas de Villa Soldati son una chica de 28 años y un joven de 24 años, de nacionalidad paraguaya, dolorosos símbolos ambos.
Más allá de las motivaciones y actuaciones de punteros políticos en las ocupaciones, éstos actúan sobre una necesidad y una demanda social que no acepta dilaciones: la de proveer viviendas dignas para todos en un país con un fuerte crecimiento económico en los últimos ocho años.