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Con el último aumento: ¿los jubilados le ganan finalmente a la inflación?

Es importante tener presente que, aun cuando este año los jubilados recuperen unos 5 o 6 puntos frente a la inflación, lo que están recuperando es el capital que perdieron los años anteriores.

Se anunció el aumento de movilidad que recibirán en septiembre los jubilados, pensionados y beneficiarios de la PUAM: 12,2%. Junto con los aumentos de marzo y junio, el incremento total en lo que va del año alcanza el 34,7%, llevando el haber mínimo a $12.937 y la PUAM a $10.349. Este incremento alcanza también a las asignaciones familiares, no así a la Asignación Universal por Hijo (AUH), ya que en marzo de este año el Ejecutivo anticipó el aumento del 46% para todo el año.

¿Le ganan los jubilados finalmente a la inflación? Es posible que este año comiencen a recuperar parte del poder adquisitivo que perdieron durante los tres años anteriores. El balance de la nueva ley de movilidad aprobada por el Congreso en diciembre de 2017 bajo 14 toneladas de piedra arroja una pérdida punta a punta de casi 17 puntos. Es importante tener presente que, aun cuando este año los jubilados recuperen unos 5 o 6 puntos frente a la inflación, lo que están recuperando es el capital que perdieron los años anteriores. No podrán recuperar, sin embargo, las oportunidades perdidas. El jubilado que el año pasado no pudo poner en la mesa un bife de carne o tomar un vaso de leche, no tomará en septiembre dos vasos de leche para compensar. Su calidad de alimentación cayó drásticamente y muchos, incluso, han tenido que pedir créditos a la propia ANSES para cubrir su consumo diario de alimentos, medicamentos o pago de servicios. Ningún aumento ya podrá compensar los intereses que están pagando por esos préstamos.

¿Cuál es el problema, entonces, con esta nueva ley de movilidad? El desfasaje. El índice de ajuste elegido es aceptable, toda vez que los haberes de los pasivos se ajustan en base a índice de precios y crecimiento de salarios. En numerosos países se utilizan índices similares. Lo que no es razonable es período que transcurre desde que pierdo el poder adquisitivo hasta que recibo el ajuste. El poder adquisitivo que perdí en julio de este año lo voy a recuperar recién en marzo del año que viene, ¡8 meses después! Cuando la inflación es tan alta, un desfasaje de 8 meses es letal para el bolsillo de cualquiera. Resulta imperiosa una reforma urgente que reduzca esa brecha a no más de 90 días.

Los jubilados están esperando. Hace décadas reclaman haberes justos que les permitan una vida digna. La nueva reforma previsional tendrá que considerar la sustentabilidad del sistema, claro, pero sin olvidarse de la sustentabilidad del adulto mayor luego de su jubilación.

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