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CGT: Mendoza y la división nacional

* Por Luis A. Fermosel. Tal como están las cosas y faltando un mes para el confederal cegetista, todo lleva a indicar que podrían haber dos centrales obreras.

De nuestra redacción "Nadie tiene la vaca atada. Todos dicen que tienen la mayoría absoluta pero en el fondo están preocupados", aseguró el jueves un encumbrado dirigente nacional ante nuestra consulta, agregando que "el Hugo (Moyano) se fundamenta en la fortaleza de su gremio y si los gordos tuvieran en realidad la mayoría, habrían ido al confederal que citó la CGT para ratificar la fecha de convocatoria a elecciones".

Los hechos demostraron que el miércoles -día de la convocatoria de Moyano para ratificar el confederal del 12 de julio- hubo dos reuniones. En una estuvieron quienes están con el camionero, con un total de 101 gremios de los 175 empadronados y en la otra 73, que congrega a los sindicatos poderosos enrolados en los independientes, los gordos y el barrionuevismo, que intentan desplazar a Moyano de la conducción y colocar allí a Antonio Caló (de la UOM) o bien conformar una conducción tripartita, si se impone la intención del gastronómico Luis Barrionuevo.

Sin embargo, hay una tercera pata considera que hay que trabajar por la unidad, entre quienes se encuentra el petrolero Antonio Cassia, quien nos aseguró que "no estoy solo en esta cruzada, (porque) hay muchos que piensan como yo".

Además, fueron tanto y tan duros los dardos que se cruzaron entre unos y otros que difícilmente puedan alcanzarse esa unidad señalada por Cassia.

Moyano llegó a decir que el Gobierno "compra dirigentes" para que se sumen a sus opositores, asegurando que lo hace con el dinero de la Administración de Programas Especiales, el organismo que reparte entre las obras sociales partidas para tratamientos de alta complejidad y que tiene un presupuesto de 1.100 millones de pesos.

Desde el otro lado, los antimoyanistas manifestaron que el sector de Moyano va a terminar siendo una agrupación política opositora, que van a conformar una conducción provisoria y que van a realizar una propia convocatoria a elección de autoridades. De allí a la ruptura definitiva, hay sólo un paso: el de concretar esos anuncios.

Paralelamente, los dos sectores han salido a señalar que serán ellos los legítimos propietarios de la central obrera nacional y, de concretarse la fractura, habrá que preguntarse quién será el que brinde esa "legitimidad".

Por de pronto, sólo cabe señalar que actualmente existen dos cegetés, la conducida por Moyano, que ocupa la sede de Azopardo 802 -la histórica de la CGT- y la restante, la Azul y Blanca, que conduce el gastronómico Luis Barrionuevo, sector que ha perdido peso desde el alejamiento del titular de los obreros rurales, Gerónimo "Momo" Venegas, que se ha sumado a las huestes de Moyano.

La situación en Mendoza

Sea lo que fuere que suceda en Buenos Aires, la repercusión en Mendoza será inmediata. Porque se da la circunstancia que en la central obrera regional el secretario general, Rodolfo Calcagni, ha manifestado públicamente su alineamiento con Moyano y el secretario adjunto es Luis Márquez, metalúrgico que depende de Antonio Caló, el principal dirigente nacional impulsado para desplazar al camionero.

Calcagni asistió el miércoles al confederal convocado por Moyano y aseguró ante nuestra consulta que "sigo con él (Moyano) se divida o no la CGT", asegurando entonces que no se trata de una decisión personal, sino del conjunto, poniendo como ejemplo la amplia participación de dirigentes locales cuando no hace mucho el titular de los camioneros visitó la provincia.

La presencia deCalcagni en la reunión nacional es importante, porque cuenta con congresales propios en la votación final, al igual que otros tres gremios mendocinos: Fruta Fresca, contratistas de viñas y Farmacias. "Ellos tres también están con Moyano", dijo Calcagni.

El metalúrgico Luis Márquez fue más moderado. Aseguró que "la mayoría" quiere a Antonio Caló al frente de la CGT nacional. "Caló está jugado y quiere ser secretario general, pero quiere llegar por consenso, no por una fractura".

Hay otra posición en la dirigencia local. La del petrolero estatal Jorge Córdova quien, luego de manifestar que "si llega a fracturarse la CGT nacional, vamos a tener problemas en Mendoza", se expresó con un discurso "cuasi" moyanista, al afirmar que "como movimiento obrero tenemos la obligación de defender a los trabajadores y por lo tanto no puede haber una CGT en connivencia con el Gobierno".

Córdova y un grupo de gremios apoyó en la última general la candidatura de Daniel Cassia, quien lo hizo por fuera del Frente para la Victoria.

Quedan poco más de 40 días para la realización del confederal y no queda mucha tela para cortar porque las posiciones son por el momento irreductibles. De lo que no quedan dudas es que cualquier decisión que se adopte en Buenos Aires, tendrá su repercusión inmediata en Mendoza.