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Carta abierta al juez Gallardo de los que ayer no "comimos”

Con sus zonas oscuras, las apps de deliverys generaron trabajo y hoy trabajo es comida. En un país donde sobra pobreza y escasea el trabajo.

Un solo muerto o herido grave justifican cualquier medida de protección como exige el juez Roberto Gallardo. Estamos hablando de la cautelar que dispuso para declarar fuera de la ley a Glovo, Rappi y PedidosYa. El sistema es perfecto desde la aplicación y totalmente imperfecto en la cobertura y protección de sus trabajadores. Es lo que se llama “los nuevos trabajos”. Pero, con sus zonas oscuras, es trabajo y hoy trabajo es comida. En un país donde sobra pobreza y escasea el trabajo.

Ayer, entre el miedo y la confusión que generó la medida cautelar, hubo gente que no pudo comprar comida. Pero no hablo de los pequeños burgueses que se quedaron sin la pizza o las hamburguesas que piden en sus sitios favoritos. Hablo de una legión de estudiantes, laburantes, jóvenes desocupados que viven al día gracias a sus comisiones y propinas. Un día sin laburo es un día de hambre.

¿Entenderá el juez Gallardo de que se trata esta historia? Hacer cumplir la ley es justo y necesario. Pero no puede dejar colgados del hambre a los que el único ingreso que tienen es este servicio que les permite, además de comer, estudiar, porque pueden manejar sus horarios; pagar la cuota de la moto o bici, bancarse la distancia para aquellos que huyeron del hambre venezolano. Y, capítulo especial, para aquellos “nuevos leprosos” (con perdón de aquellos que llevan con dignidad una enfermedad solo estigmática por la ignorancia).

Los nuevos leprosos son los que pasaron los 40 años y que en la Argentina son muertos sin sepultura. Excepto para estas modernas aplicaciones que no preguntan la edad y toman gente de más de 60 años. Como el reciente caso de Ernesto, repartidor de 63 años, y cuyo accidente se viralizó por el mundo. Pero fue la propia víctima que dijo “hay que mejorar ciertas cosas pero este laburo es maravilloso. Me tomaron a los 63 años”.

Sugiero al juez Gallardo que trate de elaborar una cautelar que obligue a las empresas a poner en pie de igualdad a los veteranos con experiencias con aquellos que como único mérito hacen ostentación de su impúdica y arrogante juventud. El juez Gallardo debiera entrar en alguna de las aplicaciones que consiguen trabajo para entender cuan viejo se puede ser en la Argentina  cuando uno cumple 40 años...

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