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Alerta de derrumbe

El derrumbe de un edificio de departamentos en pleno centro porteño constituye una voz de alerta para todos los conglomerados urbanos, entre ellos la ciudad de Córdoba.

El derrumbe de un edificio de departamentos en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, al parecer provocado por una excavación en un terreno lindero, donde se iba a construir una torre con cocheras, constituye una verdadera alerta roja para todo el país, en especial en los grandes conglomerados urbanos, como Córdoba, por ejemplo.

En la capital de nuestra provincia existen zonas, como Nueva Córdoba y General Paz, donde se están construyendo dos o tres edificios de altura por manzana. Y los vecinos no saben si los organismos municipales o provinciales encargados de los controles cumplen su tarea o si las empresas constructoras y los estudios de ingenieros y arquitectos toman los debidos recaudos para asegurar la integridad y la seguridad de áreas muy densamente pobladas, como las señaladas.

El negocio inmobiliario ha tenido un crecimiento significativo en los últimos tiempos, pero no son similares los riesgos que se corren en barrios de la periferia, donde se construyen casas de una o dos plantas en predios de mucha superficie, que los que se plantean en lugares donde existen edificios, uno al lado de otro, de 5, 10, 12 ó 15 pisos.

A simple vista, es posible observar que se están haciendo excavaciones muy profundas, que dejan prácticamente a la intemperie y sin los sostenes necesarios los cimientos de los edificios contiguos. Y el derrumbe producido en el centro porteño indica que hechos similares pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier parte. Máxime teniendo en cuenta que en la ciudad de Córdoba hay terrenos poco firmes.

Hay que tomar muy en serio esta advertencia. El llamado de un vecino o el azar impidieron que el derrumbe en la Capital Federal se convirtiera en una verdadera tragedia, pero el daño patrimonial, humano y moral causado es enorme. Mucha gente se ha quedado sin vivienda y perdió no sólo bienes sino recuerdos y proyectos de vida.

Los inquilinos tal vez hayan sido los menos afectados desde el punto de vista económico, porque podrían seguir pagando un alquiler en otra parte. ¿Y los propietarios, los que invirtieron durante años o décadas para tener una vivienda propia, para vivir o dejarla en herencia para sus hijos? ¿Quién les pagará el daño sufrido y en qué proporción? Hay seguros contra incendios y contra robos, pero éste es un hecho que supera todos los cálculos y estimaciones.

Por ello, de lo que se trata es de sacar las debidas lecciones, para prevenir, para que el Estado y las empresas privadas cumplan estrictamente con las reglamentaciones en vigencia, para que se hagan los controles necesarios. Y que se hagan a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.

Los derrumbes edilicios son un riesgo para todos los grandes centros urbanos; por lo tanto, hay que reaccionar antes de que se repitan con consecuencias más graves.