Afano circense
Si pensaste que el ingenio delictivo no tiene límites, no te equivocaste. Enterate de esta modalidad de robo y después nos contás.
Dos delincuentes se valieron de un sistema de robo muy particular y hasta se diría "circense".
Apelaron a la habilidad de uno de ellos en el arte del contorsionismo y, previa ocultación y contorsión dentro de una pequeña valija, el pillo y su cómplice lograron adueñarse de lo ajeno en reiterados viajes de micros de pasajeros en España.
El modus operandi consistía en el empleo de dos maletas, una grande y una pequeña que iba dentro de la mayor. En aquella también iba oculto el "hombre flexible" que era depositado como equipaje por su compañero que viajaba como cualquier pasajero. El contorsionista iba provisto de una linterna y un punzón. Una vez que era depositado como "equipaje" dentro del vehículo, aprovechaba la soledad del viaje para abrir las valijas ajenas y apropiarse preferentemente de pequeños aparatos electrónicos. Llegados a destino, el ladrón-pasajero retiraba su maleta-compañero cargada de un interesante botín.
La picardía delictiva llegó a su fin cuando el chorro-pasajero olvidó su equipaje con su compañero contorsionista dentro. Cuando llegó la policía, encontraron al hombre de goma con su linterna, herramienta y abrazado a todos los objetos hurtados. Obviamente, no hubo mucho que aclarar.
Apelaron a la habilidad de uno de ellos en el arte del contorsionismo y, previa ocultación y contorsión dentro de una pequeña valija, el pillo y su cómplice lograron adueñarse de lo ajeno en reiterados viajes de micros de pasajeros en España.
El modus operandi consistía en el empleo de dos maletas, una grande y una pequeña que iba dentro de la mayor. En aquella también iba oculto el "hombre flexible" que era depositado como equipaje por su compañero que viajaba como cualquier pasajero. El contorsionista iba provisto de una linterna y un punzón. Una vez que era depositado como "equipaje" dentro del vehículo, aprovechaba la soledad del viaje para abrir las valijas ajenas y apropiarse preferentemente de pequeños aparatos electrónicos. Llegados a destino, el ladrón-pasajero retiraba su maleta-compañero cargada de un interesante botín.
La picardía delictiva llegó a su fin cuando el chorro-pasajero olvidó su equipaje con su compañero contorsionista dentro. Cuando llegó la policía, encontraron al hombre de goma con su linterna, herramienta y abrazado a todos los objetos hurtados. Obviamente, no hubo mucho que aclarar.