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Adicciones en la enseñanza media

Los adolescentes aumentan la ingesta de alcohol, baja el tabaco y hay tendencia ascendente hacia la marihuana.

La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), acaba de difundir el informe preliminar del segundo semestre del año pasado, de la V Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media que el organismo viene realizando desde hace una década, en todo el país, a través del Observatorio Argentino de Drogas (OAD).

En la consideración de las primeras conclusiones se destaca un significativo descenso en el consumo de tabaco, en especial en el alumnado femenino pero no así en la ingesta de alcohol, medido en porcentaje de jóvenes de acuerdo a un análisis efectuado en los últimos 30 días del estudio. Dice que la magnitud del abuso de alcohol tiene un pico a partir del ascenso de cinco vasos o más en ocasión del denominado "binge drinking''. En esa oportunidad se ubicaron los lugares y se sacaron los primeros relevamientos en torno a las bebidas preferidas de los jóvenes.

En cuanto al estudio sobre la medición del consumo reciente de drogas ilícitas, como marihuana, cocaína y pasta base ("paco''), resulta evidente la tendencia ascendente del consumo de marihuana entre los adolescentes de ese nivel de enseñanza, y a la vez concluye que hay una estabilización en el consumo de cocaína, pero con el agravante de mayor demanda por parte de la población femenina.

Este sondeo nacional, que se realiza cada dos años, ofrece un conocimiento detallado de las adicciones en la enseñanza media y es una referencia incuestionable para conocer la tendencia que se presenta en toda la población juvenil, estudie o no, y actuar en consecuencia. El estudio de la OAD en ningún caso señala o estima adicción o dependencia, sino consumo. Es el uso, en un período determinado que puede ser ocasional o frecuente, pero siempre indica consumo, por lo tanto la información de la Sedronar no configura un escenario apocalíptico ni justifica la magnitud del problema a abordar. Lo importante es que este trabajo involucre a la población en su conjunto y a los diferentes actores sociales de manera de valorar estos datos, que muchas veces difieren de las percepciones que la gente tiene en general sobre el problema de las adicciones estudiantiles.

De ahí en más son las políticas de todos los niveles de gobierno, las que deben intervenir con acciones de control y crear conciencia sobre este flagelo en las diferentes etapas de prevención, detección y apoyo a los jóvenes que se inician en el consumo.