DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Zapatero quiere aguantar

* Por Anabel Diez. Ola o tsunami. Esta era la duda que tenían los socialistas españoles respecto a las consecuencias del castigo que podían recibir en las elecciones del domingo pasado. Ha sido lo segundo.

Todo lo asumió el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en su comparecencia en la sede de su partido. "El resultado tiene clarísima relación con la crisis económica tan profunda que ha tenido efectos en el estado de ánimo de los españoles", interpretó Zapatero. Y siguió con su descripción de los hechos. "Han mostrado su malestar en estas elecciones y era un castigo previsible que asumimos y comprendemos".

Zapatero también despejó algunas dudas: no adelantará las elecciones. "Hay que respetar los tiempos políticos y las responsabilidades. Estamos en un momento trascendente para culminar reformas porque el objetivo fundamental es garantizar la recuperación económica", aseguró.

En la reunión del comité federal del Partido Socialista Obrero Español (Psoe) del próximo sábado se producirá una reunión delicada, toda vez que se verán las caras todos los candidatos socialistas que han perdido estas elecciones por la marea de descontento que se ha creado por la crisis económica.

Zapatero felicitó a los ganadores "en cada ayuntamiento y en cada comunidad autónoma" y singularmente al Partido Popular que ha obtenido "un muy buen resultado". El Psoe sabe ganar elecciones "y también perderlas", dijo Zapatero, que mantuvo un tono sereno y un gesto contenido en contraste con el abatimiento y tristeza que se apreciaba en los dirigentes y miembros del gobierno que le acompañaron en esta comparecencia.

"Los españoles han mostrado su malestar en estas elecciones y era un castigo previsible que asumimos y comprendemos", dijo Zapatero.

Los datos de los comicios del domingo pasado confirman que los barones territoriales tenían razón cuando quisieron alejarse del gobierno central y de Zapatero ante el temor de que se les juzgara no por su gestión sino por la del presidente del Gobierno de España. Su presión para que Zapatero aclarara antes de las elecciones si iba a ser el candidato en 2012 no ha servido de mucho salvo para que durante la campaña no se hablara de ese asunto.

Pero no se ha traducido en que los ciudadanos miraran sólo a los alcaldes y a los presidentes. En ellos han juzgado a Zapatero. El propio presidente lo interpretó con toda claridad. "No hay otro camino que las reformas, pero no es fácil ni rápido y no se ha traducido hasta ahora en la creación de empleo y todos estamos impacientes".]

No le quedaba al presidente nada más que agradecer a los "casi seis millones de ciudadanos" que han votado a los socialistas en momentos tan difíciles. Y tuvo palabras emotivas para los candidatos, los militantes y los simpatizantes "por su entrega y su generosidad".