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Un largo camino a casa: mi historia con Cristina Kirchner

El blindaje mediático a Macri y sus delirios era proporcional a la furia con la que trataban a Cristina y su familia.

Podríamos traducir al Law Fare como guerra jurídica. El 9 de diciembre de 2015 vi por televisión el discurso de Cristina. Ese que tenía que terminar para no convertirse en calabaza. La plaza llena de gente y esa mujer de carne y hueso en esa tarima manifestando como serían los próximos cuatro años. ¿Tenía la bola de cristal?

Mi mujer me decía que era una bestia y que CFK era una bestia. En el sentido de su impronta de su figura que hacia juego con la noche. Levanté la cabeza y le presté un poco más de atención. Al rato me dirigí a mi mujer diciéndole: “sí, es una bestia”.

Lo que siguió a esa Plaza fueron los 4 años de Mauricio Macri. Que venía con el mejor equipo de los últimos 50 años. Mi relación con Cristina era nula. Te diría que hasta mala. Pero algo me pasó esa noche cuando dijo que nos dejaba empoderados y que seamos los artífices de nuestro propio destino.

Pasó tiempo y en marzo del año siguiente me llaman y me dicen a las 19 te espera la Presidente Cristina Fernández de Kirchner en el Instituto Patria.

La historia es conocida: soy su abogado en causas civiles y en cuestiones internacionales del Law Fare.

Viajé a Brasil. Fui a aprender lo que vendría. Cristina nunca supo muchas cosas que hice. Ella sin fueros era blanco de todos los periodistas, jueces y políticos de la Argentina. Todos repetían va ir presa. Cristina irá presa. Presa. Presa. Presa. Yo repetía es inocente.

Me llamaban de los medios de comunicación y negaba la posibilidad de que vaya presa con un nivel de convicción superador. Me salía de las entrañas. La Inocencia y el armado de causas a CFK era obvio. El blindaje mediático a Macri y sus delirios era proporcional a la furia con la que trataban a Cristina y su familia.

De a poco entre los medios, Bonadio, Ercolini y algunos más, cumplían órdenes de Garavano el hombre que junto a Daniel Angelici movía la justicia federal de aquellos años en nombre del Poder Ejecutivo Nacional.

Viajé a Nueva York y conversé con un juez americano. Visité un estudio en Washington. Almorzamos con Daniel, un abogado Colombiano dedicado al Law Fare, ya en Centroamérica.

 

No puedo negar que desconfiaban de la inocencia de Cristina. Yo no tenía palanca atrás. Estaba más convencido que ella de su inocencia y decía que volvería a la Presidencia porque el país estaba mal manejado por las políticas de Mauricio Macri. Lo presentía y se veía.

Ese almuerzo lo pagaron ellos. De ahí nos fuimos nuevamente a NYC. Nos juntamos con un personaje entrañable que sabe un poquito de economía. Cenamos en El Plaza. Nos vaciamos de preguntas y memorizamos cientos de respuestas. Volví a Brasil y conocí  a un Juez con quien muy relajadamente conversamos de Dilma.

Me aseguró que Lula y Dilma serían arrasados por los medios de comunicación y con ello la justicia y algunos políticos traidores intentarían que ambos terminaran presos. Al cabo de un tiempo, Dilma era traicionada por Temer y en un proceso de destitución o impeachment termina fuera del Gobierno.

Comenzaba así el Law Fare que tiempo después llegaría a su máximo esplendor cuando el 7 de abril de 2018 el expresidente Lula da Silva se entrega y dice que es inocente y que el único crimen que cometió fue haber luchado para reducir la pobreza en Brasil y mejorar la condición de vida de sus ciudadanos.

La televisión hizo un circo de su entrega ante el ambicioso Juez Moro quien terminaría como Ministro del Presidente Jaír Bolsonaro, como premio a su arbitrariedad.

Cristina había jurado como Senadora Nacional sin prisiones preventivas, pero rodeada de causas y de difamaciones. A pesar de ello, el pueblo la siguió siempre. No pudieron quebrar al pueblo y nadie puede decir que no lo intentaron.

Destrozaron sus domicilios, secuestraron su patrimonio, se metieron con su marido fallecido, y lo que no vamos a perdonar jamás, con sus hijos.

Un periodista en decadencia la insultaba mientras que otro decía que su hija Florencia debía estar presa y que tenía problemas en la menstruación burlando la enfermedad de Florencia Kirchner.

El periodista que la había insultado hoy está “arañando el olvido” y el otro ya no tiene audiencia. El odio le comió los televidentes.

Ya con fueros le dictaban prisiones preventivas por delitos inexistentes. ¿Lograban con eso soslayar la figura de CFK?

Me llamaban de todos los países del mundo y yo les decía es inocente. Bonadio es un arbitrario y los medios están trabajando para proscribirla políticamente. Ni Cristina sabe las veces que fui a NYC sólo para dar entrevistas por el Law Fare.

En cada pensamiento soñaba que todo saldría bien. Virginia Cassola es testigo. Esto sale bien le decía siempre. La vida me había puesto una difícil y las difíciles se ganan. No me sentía un abogado sino un ser humano buscando que la verdad. Los ojos de Cristina cuando te permite mirarlos más de tres segundos hablan.  Y cada vez que los escuchaba sentía su inocencia y su épica. No me pregunten más nada. Es inocente. Porque además durante 4 años me propuse enseñar el principio de inocencia y la sentencia firme pasada en autoridad de cosa juzgada.

Hoy algunos siguen sin entenderlo y lo que es peor hay presos políticos o políticos presos injustamente porque no hay sentencia firme. Llámalo como quieras. Pero esto es así. Y está mal. Nos peleamos con todos los periodistas propios y ajenos.

Un día salí corriendo porque estaban allanando ilegalmente el edificio de la calle Uruguay. La gente me insultaba, me escupían, mi hija Lucía corrió a defender a su papá con sus 19 años contra todo el barrio de recoleta. Finalmente no encontraron nada y se fueron.

Aposté mi honor con otro periodista soberbio que cree tener la razón hoy está en deuda y deberá ir a la justicia. Perdió su honor. En fin, me quede bastante solo, amigos que me dejaron de llamarme hoy me explota el teléfono. ¿Qué ironía no?

Propios familiares que les hicieron creer que la corrupción era CFK y su familia, y cientos de mal educados nos insultaban en la calle. Nunca deje de creer, atendía a la prensa nacional e internacional. Insistía en su inocencia. Más causas interponían más causas mágicamente eran sorteadas y Bonadio era el campeón del sorteo.

Cuando la llamaron para defenderse de 9 hechos en un día con nueve indagatorias me cerró todo. Entendí que querían solamente el Law Fare. Ya que jurídicamente era un despropósito. Cuando podía la veía e intercambiábamos cuestiones jurídicas, políticas y humanas.

Cristina es más humana que muchos. “Sinceramente” nos trajo la estrategia final. Llovía y ella mencionaba a Alberto. El libro se vende hoy como pan caliente. Hasta el más gorila quiere saber alguna cosita que no sabe y que sólo lo sabrá si lee el libro de Cristina. Pasaba el tiempo e hice mi último viaje a pelear a CNN prometiendo que CFK estaba más cerca de la casa Rosada que de la prisión. Esa entrevista está búsquenla. Me discutía la entrevistadora y quedó tan angustiada que luego en su tuit puso los procesamientos copiados del CIJ como si eso fuera un signo de culpabilidad. Sin sentencia firme no hay culpable. La prisión preventiva es excepcional y la regla es la libertad. Dos verdades que los desangra.

De a poco veía, sentía que la “yegua” trotaba como decía Aníbal Fernández, que no entiendo por qué no colabora en la AFI habiendo estado en Justicia, Interior, Gabinete, Senador, Diputado, vocero y gladiador. Espero que para cuando salga la nota ya lo tengamos trabajando en inteligencia.

Ya que me parece que ahí está lo que debemos corregir como dijo Alberto nunca más a los sótanos de la democracia. Una mañana me despierta un colaborador muy cercano de Cristina y me dice: ¿viste el video? Era un sábado. “No”, le dije. Mirá y llámame. “Ok”, le dije. Lo miré, escuché su voz y lo llamé. Antes que le pregunte me dijo: “Esto vamos hacer”.

Me sorprendió. Además Alberto no era santo de mi devoción ni yo de la de él.  Ahora chateamos como amigos. Ese video fue Mayo de 2019. Desde ese día milité la fórmula y alenté la alianza.

Lo perseguí a Sergio Massa en el restaurante Marcelo y le dije déjate de joder que nos están fundiendo. Tranquilo Goyo, me contestó y yo no soy tranquilo ni un poquito. Comencé en la campaña y me hice cargo de ser vocero y de las redes. Hice cosas buenas y malas. Pero hice todo con el alma. Lo que sigue está en los diarios. Habíamos vencido al Law Fare. Somos el único país que venció.

No vuelven más es una frase de perdedores. Porque volvió CFK nos aconsejó a Alberto y el pueblo no se equivoca y lo votó. La paliza épica de Alberto y Axel fue irrecuperable para Macri y su colegio secundario. Duran Barba ya había hecho su negocio. Todo se desmoronaba. Macri fue cínico hasta el último suspiro. Duro como estatua escuchó la marcha peronista en la Asamblea Legislativa. Se sacó un peso de encima. Lo que no sabe es que dejó huellas marcadas en los negocios que hizo. Y, que sin venganza pero con justicia, tendrá que rendir cuentas.

Durante cuatro años sufrí mucho. En lo personal, en lo familiar y con mi socia Virginia Cassola. Nos miraban como diciendo mira estos dos a quien defienden. Claro para muchos era la Puta, Yegua y Montonera. Para Virginia era y es una buena mina, así la define, Vicky es medio cheta. Para quien escribió estas líneas Cristina es la política más importante de la historia Argentina. Y un día llegamos de nuevo a la Rosada. Estábamos tan solos en 2016 CFK y yo que no había nada que perder. Entonces ganamos.

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