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Tras la muerte de Julio Grondona: ¿qué destino tomará el fútbol argentino?

El dirigente mantenía una conducción muy personalista durante los últimos 35 años pero ahora dejó un hueco muy difícil de reemplazar.

La muerte de Julio Grondona provocó muchas reacciones dispares. Mucha gente afirmaba que se acabó la dictadura del Jefe, pero muchos otros mostraban cautela. Cautela porque murió el Don, aquel que manejaba todo, el que creaba una relación de dependencia y distribuía el dinero a placer.

Julio Grondona será recordado por su manejo turbio, pero fue el único que entendió en los albores de los años 70 cómo venía el mapa del fútbol. La llegada de Joao Havelange, uno de sus amigos, y del llamado "fútbol-negocio", provocaron que Grondona sea el hombre más fuerte del fútbol argentino y uno de los más importantes a nivel mundial.

La relación paternalista de Don Julio generará estragos en el fútbol argentino. La falta de control, las ayudas permanentes a los clubes, el manejo de una gran cantidad de dinero y la relación con las barras fueron una clave de su gestión. Pese a esto, la cautela es: ¿quién ocupará este sillón? Y lo más grave: ¿quién tendrá la capacidad para moverse como Grondona?

El presidente de la AFA se convirtió en un "mal necesario". El modelo que instauró desde hace 35 años será muy difícil de reemplazar, aunque sería el momento ideal. ¿Pero que dirigentes existen en activo que estén contra Grondona?

El fútbol argentino entrará en una etapa oscura, en donde los dirigentes se pueden matar por obtener el puesto vacante de Don Julio. Lo cierto es que no podrán igualarlo. En las relaciones de dinero y poder, cuando no hay una mano fuerte y dominante se termina en una catástrofe.

En lo personal no me gustaba el manejo de Grondona y prefiero un cambio profundo, como por ejemplo que haya límites financieros para los clubes, que no gasten más de lo que ingresan, un control en las divisiones inferiores y cuidar a los jóvenes. Pero, hay que ser realistas, y los dirigentes que están ahora no prometen más que la continuidad del grondonismo y sin su líder, algo que puede ser el principio del fin del fútbol argentino.