Sociedad
Síndrome de la insatisfacción crónica: ¿qué es y cómo afrontarlo?
Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. En ese marco, la psicóloga Silvia Marino reflexiona sobre uno de los padecimientos de la época: la insatisfacción crónica. Causas, síntomas y claves para enfrentarla.
Este jueves 10 se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. La fecha fue proclamada por la Federación Mundial para la Salud Mental en 1992 y busca difundir el conocimiento en la comunidad global sobre los temas críticos
Uno de ellos es la insatisfacción crónica que parece afectar a las sociedades actuales, causando sufrimiento, impidiendo el disfrute y provocando sentimientos negativos que pueden conducir, incluso, a padecer trastornos como depresión, ansiedad, pánico y fobia.
Para la licenciada en Psicología (MN 19648) Silvia Marino la insatisfacción puede ser tanto una creencia limitante como una parte natural de la vida, dependiendo de cómo se aborde.
Lo primero se da cuando se convierte en una actitud permanente y generalizada, impide disfrutar de los logros y genera ansiedad, estrés y frustración constante. En cambio, es parte natural de la vida cuando surge el deseo de mejorar, motiva a establecer nuevos desafíos y fomenta la innovación.
"La insatisfacción, a menudo, se debe a expectativas irreales y comparaciones constantes con otros. La falta de propósito y dirección en la vida también puede contribuir a este sentimiento. Además, la presión social para cumplir con las expectativas de otros y la búsqueda de la perfección pueden generar insatisfacción", dijo Marino.
Al reconocer las causas subyacentes de la insatisfacción, podemos comenzar a trabajar hacia un cambio positivo. Esto implica aceptar y valorar lo que tenemos, y encontrar formas de cultivar la gratitud y el autocuidado. Al hacerlo, podemos encontrar un mayor sentido de propósito y satisfacción en nuestra vida.
Según la profesional -que es autora del libro Desatar lo atado- "la insatisfacción es una experiencia universal que afecta a todas las personas en algún momento de sus vidas. Aunque cada persona tiene sus propias razones para sentirse insatisfecho, esta sensación parece ser una constante en la condición humana".
La insatisfacción puede surgir de la brecha entre nuestras expectativas y la realidad, de la comparación con otros, de la búsqueda de la perfección o de la falta de propósito. También puede ser el resultado de cambios significativos en la vida, como la pérdida o el fracaso. A pesar de los logros y éxitos, la insatisfacción puede persistir, llevándonos a cuestionar nuestro valor.
Esta sensación puede ser intensa y abrumadora, pero también puede ser un catalizador para el crecimiento y el cambio. En última instancia, la insatisfacción nos recuerda que somos seres complejos y dinámicos, siempre en busca de algo más. Aceptando esta realidad, podemos comenzar a explorar nuevas formas de encontrar significado y propósito en nuestras vidas.
¿Es, entonces, que desde la falta que crecemos? La falta, la insatisfacción y el vacío pueden ser catalizadores para el crecimiento y el desarrollo personal. La falta nos impulsa a buscar, explorar y crear. Nos recuerda que somos capaces de cambiar y evolucionar. En este sentido, la insatisfacción se convierte en una fuerza motriz para el crecimiento y la transformación.
Nietzsche decía: “debes tener caos dentro de ti para dar a luz a una estrella danzante”. Es decir que la falta no es algo que debamos temer, sino algo que debemos abrazar como oportunidad para crecer y convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Para la psicóloga, al aceptar nuestras limitaciones y debilidades, podemos desarrollar autoconocimiento, resiliencia y madurez emocional. Esto nos permite dejar ir la perfección y abrazar la imperfección, enfocándonos en el proceso de aprendizaje y crecimiento.
En suma, la satisfacción en la vida puede ser un estado difícil de alcanzar, pero hay formas de trabajar hacia ella. Comenzar a practicar la gratitud puede ser un paso crucial, ya que nos permite enfocarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta. Al mismo tiempo, establecer objetivos realistas y alcanzables nos ayuda a avanzar hacia nuestros deseos sin sentirnos abrumados.
"Cuidar nuestro bienestar físico y emocional también juega un papel fundamental, ya que nos permite sentirnos con energía y vitalidad para enfrentar los desafíos de la vida. Es importante aprender a decir "no" y establecer límites saludables. Finalmente, disfrutar del proceso y no solo del resultado nos permite vivir en el presente y apreciar el camino que recorremos", concluyó Marino.
Para la licenciada en Psicología (MN 19648) Silvia Marino la insatisfacción puede ser tanto una creencia limitante como una parte natural de la vida, dependiendo de cómo se aborde.
Lo primero se da cuando se convierte en una actitud permanente y generalizada, impide disfrutar de los logros y genera ansiedad, estrés y frustración constante. En cambio, es parte natural de la vida cuando surge el deseo de mejorar, motiva a establecer nuevos desafíos y fomenta la innovación.
"La insatisfacción, a menudo, se debe a expectativas irreales y comparaciones constantes con otros. La falta de propósito y dirección en la vida también puede contribuir a este sentimiento. Además, la presión social para cumplir con las expectativas de otros y la búsqueda de la perfección pueden generar insatisfacción", dijo Marino.
Al reconocer las causas subyacentes de la insatisfacción, podemos comenzar a trabajar hacia un cambio positivo. Esto implica aceptar y valorar lo que tenemos, y encontrar formas de cultivar la gratitud y el autocuidado. Al hacerlo, podemos encontrar un mayor sentido de propósito y satisfacción en nuestra vida.
Según la profesional -que es autora del libro Desatar lo atado- "la insatisfacción es una experiencia universal que afecta a todas las personas en algún momento de sus vidas. Aunque cada persona tiene sus propias razones para sentirse insatisfecho, esta sensación parece ser una constante en la condición humana".
La insatisfacción puede surgir de la brecha entre nuestras expectativas y la realidad, de la comparación con otros, de la búsqueda de la perfección o de la falta de propósito. También puede ser el resultado de cambios significativos en la vida, como la pérdida o el fracaso. A pesar de los logros y éxitos, la insatisfacción puede persistir, llevándonos a cuestionar nuestro valor.
Esta sensación puede ser intensa y abrumadora, pero también puede ser un catalizador para el crecimiento y el cambio. En última instancia, la insatisfacción nos recuerda que somos seres complejos y dinámicos, siempre en busca de algo más. Aceptando esta realidad, podemos comenzar a explorar nuevas formas de encontrar significado y propósito en nuestras vidas.
¿Es, entonces, que desde la falta que crecemos? La falta, la insatisfacción y el vacío pueden ser catalizadores para el crecimiento y el desarrollo personal. La falta nos impulsa a buscar, explorar y crear. Nos recuerda que somos capaces de cambiar y evolucionar. En este sentido, la insatisfacción se convierte en una fuerza motriz para el crecimiento y la transformación.
Nietzsche decía: “debes tener caos dentro de ti para dar a luz a una estrella danzante”. Es decir que la falta no es algo que debamos temer, sino algo que debemos abrazar como oportunidad para crecer y convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Para la psicóloga, al aceptar nuestras limitaciones y debilidades, podemos desarrollar autoconocimiento, resiliencia y madurez emocional. Esto nos permite dejar ir la perfección y abrazar la imperfección, enfocándonos en el proceso de aprendizaje y crecimiento.
En suma, la satisfacción en la vida puede ser un estado difícil de alcanzar, pero hay formas de trabajar hacia ella. Comenzar a practicar la gratitud puede ser un paso crucial, ya que nos permite enfocarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta. Al mismo tiempo, establecer objetivos realistas y alcanzables nos ayuda a avanzar hacia nuestros deseos sin sentirnos abrumados.
"Cuidar nuestro bienestar físico y emocional también juega un papel fundamental, ya que nos permite sentirnos con energía y vitalidad para enfrentar los desafíos de la vida. Es importante aprender a decir "no" y establecer límites saludables. Finalmente, disfrutar del proceso y no solo del resultado nos permite vivir en el presente y apreciar el camino que recorremos", concluyó Marino.
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