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Según un estudio, los perros callejeros serían protagonistas del origen de la pandemia del coronavirus

El autor del trabajo señala un recorrido que va de los murciélagos a los canes, y de ellos a los humanos. La opinión de un experto argentino.

¿Cómo “saltó” el coronavirus de los murciélagos a los humanos? Los científicos vienen buscando una respuesta para este interrogante. Dudan de que haya una trasmisión directa entre uno y otro; consideran más posible que en el medio haya participado un animal “huésped”.

En esa búsqueda, en un principio se habló de las serpientes y, más recientemente, de los pangolines, un animal característico de Asia. Sin embargo estas especies fueron descartadas por falta de correspondencia en el genoma de las cepas de coronavirus que les fueron aisladas.

Ahora, un nuevo informe señala a los perros callejeros --más específicamente a sus intestinos-- como posible punto de origen de la actual pandemia. Así lo indica un estudio que fue publicado este martes por la Universidad de Oxford, en su revista Molecular Biology and Evolution.

El autor del estudio es Xuhua Xia, profesor de Biología de la Universidad de Ottawa (Canadá). Él examinó 1252 genomas de betacoronavirus de diferentes especies, que son todos los depositados hasta la fecha en GenBank, la base de datos genéticos de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos.

“Nuestras observaciones permitieron formar una nueva hipótesis sobre el origen y la transmisión inicial del SARS-CoV-2”, dijo Xia.

“El antepasado del SARS-CoV-2 y su pariente más cercano, un coronavirus de murciélago (BatCoV RaTG13), infectaron el intestino de los cánidos (familia de mamíferos que incluye a los perros), lo que probablemente provocó una rápida evolución del virus en los cánidos y luego saltó a los humanos”, continúa.

“Esto sugiere la importancia de monitorear coronavirus como el SARS en perros callejeros, en la lucha contra el SARS-CoV-2”, subraya el científico. En concreto, sugiere realizar análisis de hisopos rectales en estos animales para detectar la presencia del virus.

Xia presenta un escenario en el que el coronavirus se propagó primero de los murciélagos a los perros callejeros que comían carne de murciélago. Y que infectó sus intestinos.

Según el científico, hubo una “rápida evolución del virus” en el animal huésped. Para Xia “lo más peligroso” es que se trata de una especie “que porta SARS-CoV-2, pero no muestra signos evidentes de enfermedad”. Y explica que la transmisión zoonótica debe ser un evento muy raro, de lo contrario habría múltiples brotes, en lugar de un origen local.

Para Xia, la clave está en los sistemas digestivos de los mamíferos. A menudo se observa que los perros lamen sus regiones anales y genitales, no solo durante el apareamiento sino también en otras circunstancias. Tal comportamiento facilitaría la transmisión viral del sistema digestivo al sistema respiratorio.

"En este contexto, es significativo que el coronavirus de murciélago se aisló de un hisopo fecal. Estas observaciones son consistentes con la hipótesis de que el SARS-CoV-2 ha evolucionado en el intestino de mamíferos o tejidos asociados con el intestino", dice el científico.

Finalmente “saltó” a humanos. “El virus ha evadido con éxito la defensa antiviral mediada por la proteína ZAP (zinc finger antiviral protein). En otras palabras, el virus se ha vuelto sigiloso y peligroso para los humanos”, dice Xia.

Además, el receptor conocido para la entrada de SARS-CoV-2 en la célula es la enzima llamada ACE2. Esta enzima se produce en el sistema digestivo humano, en los niveles más altos en el intestino delgado y el duodeno, con una expresión relativamente baja en el pulmón. Esto sugiere que los sistemas digestivos de mamíferos probablemente sean un objetivo clave infectado por los coronavirus.

El autor interpreta que el antepasado del SARS-CoV-2 evoluciona en los sistemas digestivos de mamíferos. Y esto “se corrobora aún más” por un informe reciente que indica que una alta proporción de pacientes con COVID-19 también sufren molestias digestivas. "De hecho, el 48.5% presentó síntomas digestivos como su principal queja”, detalla Xia.

“Los humanos son parte de la naturaleza, y el contacto con animales salvajes es inevitable, lo que crea oportunidades para la transmisión zoonótica”, señala. “Es importante saber qué patógenos potenciales hay allí afuera. Si sabemos que un virus de murciélago usa el receptor X para obtener la entrada celular, y si en ese murciélago el receptor X es bastante similar al equivalente humano, entonces el virus puede potencialmente entrar a nuestras células si se les da la oportunidad”, concluye el científico.

Consultado por Clarín, el doctor Esteban Fiore, integrante del Laboratorio de Terapia Génica del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional de la Universidad Austral - Conicet, comenta que el trabajo "es novedoso". "No encontré bibliografía previa al respecto en SARS-Cov-2", señala.

"En este artículo se plantea como posible hipótesis que el origen del SARS-CoV-2 podría estar en los perros callejeros. Plantean que estos podrían haber sido un paso previo en su evolución desde su reservorio natural, que son los murciélagos, a que el virus sea capaz de infectar seres humanos", explica Fiore.

"La evidencia que menciona es que otras cepas de coronavirus aisladas a partir de murciélagos y perros tienen una elevada homología con el SARS-CoV-2 en su información genética y que, más importante aún, comparten una adaptación que les permite evadir el sistema inmunológico del huésped", sigue el experto argentino.

"El autor formula cómo hipótesis que primero el CoV fue propagado de los murciélagos a perros callejeros que se alimentaron de éstos. Luego, en los perros el virus adquirió la adaptación para evadir las defensas del huésped en el sistema respiratorio y se convierte en un patógeno severo para los seres humanos. De este modo, es que se plantea al perro como el posible animal 'intermediario'. Sin embargo, es importante destacar que el SARS-CoV-2 no fue aislado en perros, sino que es una hipótesis que se formula a partir de las observaciones mencionadas", dice el experto argentino.

"El trabajo parece serio y tiene un hilo lógico que apoya la hipótesis", continúa Fiore. "Si bien la universidad donde se desarrolla el estudio y la revista científica donde se está por publicar el trabajo son muy prestigiosas, es importante resaltar que son indicios y aún faltan estudios para confirmar esta hipótesis", concluye.

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