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Saqueos y feria americana - El lado oscuro de la luna que nadie quiere ver

¿Dónde van a parar los electrodomésticos y en general todo el producto delos robos y el vandalismo de los últimos tiempos? Casi todos tienen un mismo destino en común, y los "punteros´ termina siendo esclavos delmonstruo que construyeron. Leé y enteráte.

Por Jorge D. Boimvaser
@boimvaser
info@boimvaser.com.ar


Fue en Quilmes, julio de 1999. Una noche como cualquiera llegaba a su casa el principal retirado de la Policía Federal, Horacio Rodríguez Peñalba, conocido como "Pandeleche". El oficial observó movimientos sospechosos e hizo descender del auto a su familia y se quedó vigilándolos desde el
asiento del conductor. No alcanzó a ver que un chico se le acercaba por detrás y le pegó un tiro en la cabeza. "Pandeleche" murió tras 48 horas de agonía.

Sus excompañeros de la división conocida entonces como "Delitos Federales" en la Superintendencia de Seguridad Federal eran aquellos "Buenos Muchachos" que describía en su libro el periodista ya fallecido Juvenal.

Entre ellos, el comisario Carlos Gallone (aquel que se fotografió con su traje de policía abrazado a una Madre de Plaza de Mayo en 1982) y su segundo Carlos "Rufián" Gómez, recordado por haber descubierto el secuestro y muerte de Osvaldo Sivak, a manos de una banda mixta de poliladrons.
Gallone (hoy preso por crímenes de lesa en Marcos Paz) intentó que la policía de Quilmes buscara al asesino de "Pandeleche". Tenían la pista que era un chico de 15 años, vivía en un asentamiento de Villa Fiorito, pero se encontró con una muralla de silencio. Todavía no había comenzado la
pandemia del paco o pasta base limándole el cerebro a los pibes, un adolescente con arma en mano y disparando a la cabeza no era común en el mundo del delito.

Viejos perros de presa, obtuvieron un dato que aún era ignorado a grandes rasgos. Y fueron a constatarlo justo un día domingo a la misma villa de Fiorito. Allí se organizaba una feria americana donde concurría gente de todas las extracciones sociales, a sabiendas que ese día podían ingresar tranquilos a la zona más caliente del conglomerado, seguros que nadie los tocaba aunque fueran en autos de alta gama.

Allí se ofrecía en venta a precio de remate todo lo que se robaba de lunes a sábado. Relojes de marca, celulares, electrodomésticos, cámaras de fotos, filmadoras, compus... Los domingos no había actividad delictiva organizada, salvo quienes salían por su cuenta a la rapiña. Pero la condición era que si las cosas salían mal no ingresaran de apuro y a las corridas al lugar donde se realizaba la feria americana.

Sí, demasiado loco para ser cierto, pero era así. El pibe de 15 años estaba durmiendo en una casilla con la sola compañía de su mamá. No importa como terminó esa historia, pero no finalizó bien. Lo que constataron en la Policía Federal es que había una organización algo compleja que amparaba la presencia del crimen organizado en las zonas más vulnerables del conurbano.

Los que mandaban en la zona ya no eran como antes los policías bonaerenses, sino los "punteros" políticos que movían gente y votos a cambio de impunidad. Pasaron los años, y el sistema incipiente que nació a fines de los 90 se aceitó en todas sus formas. Al cóctel explosivo de indigencia y promiscuidad se le agregó el maldito paco haciendo que una generación prácticamente naciera descerebrada.

Desde entonces los ensayos de saqueos y feria americana se vienen sucediendo y la cadena de mandos siguió inalterable. Los intendentes precisan sus "punteros", éstos se hacen fuertes en los barrios más vulnerables y la policía es el adorno necesario como las pelotitas en el
árbol de Navidad.

La justicia garantista sosteniendo que los delincuentes son las víctimas de un sistema perverso hizo que ninguna de esas centenares de ferias americanas pudiera ser allanada jamás, aunque ahí se vendan productos conseguidos con sangre y muerte de víctimas inocentes.

¿Todavía te seguís preguntando por los carritos de los súper que se llenaron de plasmas y electrodomésticos en los últimos saqueos y te interrogás con zoncera y poca información porqué si es gente con carencias no roba alimentos en lugar de productos de lujo?

Los intendentes se quejan en público por la falta de acción policial pero en privado saben lo que ocurre y ya el monstruo creció demasiado para poderlo dominar.