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Recoleta: la calle fantasma que perdió restaurantes icónicos

En Presidente Roberto M. Ortiz, entre Quintana y Guido, se desvaneció el encanto.

El cierre de cinco locales en la cuadra de Presidente Roberto M. Ortiz al 1800, entre Quintana y Guido, es una fuerte señal del fin de un ciclo en Recoleta. La caída de la actividad gastronómica y el bajo desarrollo de los emprendimientos, llevó a diferentes restaurantes y bares a cerrar sus puertas.

En las inmediaciones del cementerio, hay preocupación entre vecinos y comerciantes por la inercia que se mezcla con la expectativa de que el resurgimiento llegue pronto en medio de una realidad en la que el público mermó, hubo caída en las ventas combinado con una dosis de especulación inmobiliaria hicieron tambalear a una ubicación privilegiada, sobre la ondulada Plaza Italia.

sobre Ortiz al 1800, sólo quedan en pie dos locales dedicados a la gastronomía: La Biela, en su esquina emblemática protegida por un árbol gigantesco, y The Embers, que reemplazó a El Ombú y que a su vez había suplantado a La Victoria.

La Munich, un restaurante tradicional pegado a La Biela, se convirtió en el último ícono del barrio en cerrar sus puertas. "Siempre cerraban en febrero por vacaciones, pero esta vez llegó marzo y no abrieron", contó a LA NACIÓN un camarero de La Biela, la confitería donde Bioy Casares y Borges eran habitués.

Carlos Guitérrez llegó a la Argentina en 1966 desde León; fue lavacopas, barman, mozo y encargado. Hoy es el director de La Biela y presidente de la Asociación de Amigos de Recoleta. En sus 50 años en la clásica confitería ha visto muchos cambios: la migración hacia los countries, la aparición de Puerto Madero y la consolidación de Palermo como polo gastronómico, entre otros. Es afable y optimista: "¡La vamos a aguantar!", es su respuesta frente al cierre de varios locales de la cuadra.

Al ser un café notable declarado sitio de interés cultural, la situación de La Biela es mejor que la de otros comercios de la zona. Así y todo, Gutiérrez está ansioso por la inauguración del Centro de Exposiciones en Figueroa Alcorta, que aumentará su caudal de clientes, y por los tiempos de la obra en la otra punta de la cuadra, donde cerraron cuatro restaurantes para construir una torre de lujo.

"Hace unos seis años hubo un cambio", explicó Gutiérrez, acodado en la barra. "En la cuadra de Junín, cerraron varios locales y se construyeron tres aparts. Ahora, han vuelto a abrir Buller, Bartola y otros más. Estuvieron allí de capa caída y ahora les va bastante bien", añadió. Gutiérrez espera que algo similar suceda en su cuadra, donde la desarrolladora ABV hará una obra importante donde antes funcionaban cuatro restaurantes, en la esquina de Ortiz y Guido. El local de La Munich, pegado a La Biela, no estaría vendido aún, pero su destino sería similar al de otros restaurantes de la cuadra: el desarrollo inmobiliario. "Esperemos que la obra salga rápido, para que volvamos a ser la Recoleta floreciente de hace 10 años", expresó.

Para Andrea Valsagna, vecina de Recoleta, los cambios son bienvenidos: "Había lugares que se habían quedado en los 90. Además, el año pasado clausuraron los prostíbulos y eso cambió muchísimo", dijo. "Algunos restaurantes entendieron que necesitaban reciclarse. Las cuadras de Vicente López y Azcuénaga levantaron bastante", comentó la estudiante de arquitectura, que también trabaja. "Sin embargo, en los últimos dos meses, hubo un aumento de la inseguridad, lo cual es raro, porque no se condice con la apertura de nuevos lugares, e incluso de la mayor presencia policial. Hay muchos motochorros y hace una semana intentaron manotearme el celular", contó.

Al lado de los locales cerrados, sobre Ortiz, hay un hotel que lleva allí unos cuantos años: "Hace un año aproximadamente que se siente una caída en el movimiento y en la actividad", comentó Antonio, el joven conserje de L'Etoile. "Nos afecta, porque entra menos gente al bar o a comer. Además, a la noche la calle está menos iluminada, lógicamente, porque cerraron todos los restaurantes". El otro comercio de la cuadra es una sucursal de una cadena de farmacias.

Comerciantes de la zona se quejaron de la presencia de "trapitos" con conductas inapropiadas y delictivas, que a pesar de ser identificados y denunciados no son sancionados. En la comisaría 17, sobre la avenida Las Heras, el personal dijo no tener estadísticas disponibles al respecto, pero afirmaron que al ser un corredor turístico la zona contaba con personal adicional asignado.

"Hay que ser precavido, pero no es que haya mayor inseguridad aquí que en otros lados. A veces, los viernes y los sábados a la noche se pone un poco más pesado el ambiente", dijo un encargado sobre la calle Guido. "Hay que ser precavido nomás", repitió.

(Fuente La Nación)