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¿Realmente el MH370 de Malaysia Airlines levantó vuelo aquella madrugada?

Lejos de ser real, es sólo el ensayo del guión para la película que hoy en día tiene en vilo al mundo entero.

Lo repetimos para que nadie delire mal. Este informe es un ensayo, una ficción, no un artículo periodístico basado en datos recogidos en internet.

Suponemos que un director de cine llama a un casting para escribir el guión de un film que relate desde la ficción el misterio del vuelo MH370 de Malaysia Airlines. Nuestra idea sería escribir un argumento de los llamados "films tramposos". ¿Qué es una película tramposa? Aquellas que nos van llevando de las narices con un argumento misterioso y de suspenso cruel, pero que al final se nos revela una verdad totalmente inesperada, fantasiosa, deslumbrante.

Dos ejemplos. El film de Fabián Bielinsky, "Nueve Reinas", ganadora de un Oscar que se mereció con toda su fortaleza. En la escena final se muestra una confabulación contra un estafador (un Ricardo Darín que brilla como el mejor actor argentino de la actualidad), y nos muestra que la supuesta colección de estampillas valuada en millones llamada "Nueve Reinas" no es tal, sino el nombre de un juego de ajedrez. El final inesperado te impacta y te obliga a ponerte de pié y aplaudir hasta el cansancio la genialidad del guión.

Otro film brillante en esta misma trama filmado por un joven director Bryan Singer, de 26 años en 1995, The Usual Suspect, Los Sospechosos de Siempre.

Nada es lo que parece ser, un estafador de poca monta (Kevin Spacey) interrogado por un agente especial experto en criminales complejos termina engañándolo, pero Spacey es, en definitiva, un mega criminal que embauca como el mejor a todos, provoca 27 muertos en un asalto a un barco y se queda con cien millones de dólares. Y el agente especial (Chazz Palmintieri) termina cayendo en las redes de ese estafador en apariencia lisiado y temeroso.

Ahora que registramos qué es un film tramposo, vamos al final que le daríamos en un casting de guiones al vuelo perdido de la aerolínea Malasia.

Después de seguir las mil pistas, indicios falsos y mentiras varias que nos ofrecen los expertos multinacionales que buscan desesperadamente el avión desaparecido, nos topamos con personajes de múltiples personalidades.

Los agentes de inteligencia de 16 naciones enfrentadas ideológicamente pero en este caso unidos en el rastreo de toda la información que aparece en escena. Los análisis de personalidad de los partícipes de la trama es fundamental, todos son sospechosos hasta que no demuestren lo contrario.

El piloto y su fantasía recurrente de tener sexo con rubias occidentales a diez mil metros de altura. Los pasajeros, cada cual con su historia a cuestas, una más sospechosa que otra. Los interesados en ver un atentado terrorista a como dé lugar, pues mientras haya organizaciones criminales habrá presupuestos abultados cada día más para las potencias que lo combaten.

La desorientación de los expertos en catástrofes aéreas, que no comprenden el silencio de radio repentino que hizo la nave. Le daríamos varios giros al último mensaje repetido dos veces en pocos minutos ("todo está bien"), algo extraño e insólito en avezados pilotos.

Los rastrillajes marítimos tendrían su cuota de suspenso en el guión. Un avión de 300 mil kilos de peso no puede estrellarse contra las aguas y no dejar ni un pequeño rastro, ni una pieza del fuselaje, ni una mancha de combustible flotando en algún lugar del vasto océano.

Decenas de radares siempre infalibles y hasta la tecnología que desconoce el común de los humanos barriendo una y otra vez todas las coordenadas sin que aparezca un pequeño indicio. Y cuando algo flota por ahí, se desvanece como un sueño al despertarnos.

Pero el final tramposo de nuestro guión nos lleva nuevamente al origen del vuelo. La noche de Malasia cuando el MH370 debió despegar para su vuelo de rutina.

¿Y si después de haber embarcado pasajeros y tripulación, la nave fue llevada a un punto ciego del Aeropuerto, sus ocupantes descendidos y llevados en un micro hacia un lugar desconocido... y el vuelo jamás partió?

¿Y si los mensajes entre cabina y torre de control fueron realizados desde una interferencia de comunicación haciendo creer que la nave levantaba vuelo e iba hacia su ruta normal, pero esas comunicaciones y los puntos en el radar pertenecían a la habilidad de un hacker que simuló una partida que en realidad nunca existió?

¿Dónde mejor que un avión sea escondido que en un gran aeropuerto, donde la materia prima esencial son los aviones? A nadie llamaría la atención un avión más o un avión menos en la maraña de naves agrupadas en un gran aeropuerto como el de Malasia.

Nuestro argumento tramposo al final del film sería que en verdad el MH370 jamás salió de Malasia. Lo escondieron en algún hangar, le hicieron chapa y pintura y quedó como otro aparato más de la flota malasia.

El objetivo de semejante operación lo agregaríamos al final. El eje central de la trama de ficción sería ése: El Malaysia Airlines nunca despegó y por eso jamás hallarán sus restos.

Una gran conspiración, que en el cine no tiene tanto valor saber la finalidad sino seguir una trama hilvanada de misterio y suspenso.

Nuestro ensayo para el casting de guiones sería descabellado, pero no menos hilarante que la realidad que nos están presentando.

Nada es lo que parece ser, ni en ficción ni en la realidad.