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Raúl Castro, ¿un revolucionario puede odiar a los homosexuales?

Un par de chicos argentinos presos en Cuba y la reavivada polémica sobre la homofobia de Raúl Castro. ¡Salì del placard, Raúl!

Pensábamos que el tema ya estaba terminado, que nunca más lo volveríamos a tocar, que el castrismo aprendería a respetar la elección sexual de su gente. Un revolucionario no puede ser un conservador toda su vida, pero no hay caso, Raúl sigue viviendo en un placard, al que cerró con llave y la arrojó al mar.

Lo mostró estos días, en Cuba se puede hablar de derechos humanos pero para el castrismo los homosexuales siguen siendo enfermos. El castrismo rompió una asamblea, encarceló a los dos chicos argentinos y volvió a retorcerse en sus propios complejos.

Un poco de historia. En un ensayo denominado "Castrismo y Revolución", el titular del sitio "Cuba Europa", Arístides Alfonso, afirmó: "El primer acto represivo del gobierno cubano fue cuando en los inicios de la Revolución organizaron una recogida (detención y confinamiento) de cientos de homosexuales y proxenetas con el objetivo de erradicar la homosexualidad en Cuba y éstos fueron enviados a un cayo llamado Diego Pérez, donde estuvieron bien aislados para evitar la contaminación".

Una aclaración necesaria es que "CubaEuropa" no es una organización formada por anti castristas sino por homosexuales cubanos que tuvieron que emigrar de la isla por las reiteradas persecuciones del castrismo.

Otros párrafos de este trabajo que ha sido bien recibido en su momento por la izquierda europea (o sea, no son contrarevolucionarios, sino -simplemente- revolucionarios homosexuales), afirma:

Es conocido que en el Combinado del Este (prisión al este de La Habana) los homosexuales están separados en una parte del edificio la cual es denominada "La Patera" sólo algunos pocos que sirven para el desahogo sexual de los jefes de galera se les permite vivir con los demás presos creando así una situación realmente vergonzosa. Muchos de estos homosexuales estaban en prisión y habían sido condenados a penas de 3 a 5 años por la famosa Ley de "Peligrosidad" sin que hubieran cometido ningún delito.

Un número impreciso de homosexuales fueron chantajeados y obligados a la delación por la policía y los órganos de la Seguridad del Estado bajo la amenaza de ser condenados por esta misma ley.

La BBC de Londres hizo un informe en el que afirmaba que Mariela Castro -la hija de Raúl- había sido puesta al frente del CENES (Centro Nacional de Educación Sexual), con la finalidad de "resocializar y orientar a la comunidad homosexual cubana".

Tiempo después la misma Mariela Castro Espin llamó a una reforma constitucional para con la finalidad de cesar las persecuciones contra las minorías sexuales.

Pero el castrismo en este asunto parece tener una idea fosilizada, como lo demuestra este último incidente en el que fueron detenidos los dos argentinos concurrentes a esa asamblea inconclusa.

Pero Raúl guarda un secreto -que ya dejó de serlo- y es el siguiente.

En Latin Foros -un sitio de foros que debe tener cierta respetabilidad pues cuenta con el auspicio del se puede leer: "A Raúl le gustaba mucho el whisky, las peleas de gallo y las mujeres jóvenes... y cuando tomaba mucho le salía la veta de maricón, le gustaba tocar jugando a algunos 'compañeros' y estar hablando siempre de sexo y mariconerías".

Sea o no mariconcito o le guste lo que le guste, perseguir a comunidades por su elección sexual no lo hacen ni los más conservadores gobernadores de Estados Unidos, y esta no es una campaña del "imperialismo" para denigrar la revolución cubana. Lo dicen las evidencias de todos los días.