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Quisieron matar a Fariña para evitar que declare amparado por la ley del arrepentido

Un representante del ministerio de Justicia tentó al financista, que accedió y está dispuesto a contar todo. ¿Quién quiso callarlo?

Detrás del intento de asesinato a Leonardo Fariña hay una clara intención de callarlo. Esto se explica con la ley del arrepentido, que el Gobierno llevará al Congreso el 1 de marzo.

La trama del frustrado atentado comenzó hace 20 días, cuando un representante del ministerio de Justicia fue a visitar a Fariña al penal de Ezeiza. Allí lo tentó con la ley del arrepentido, que le otorga la posibilidad de revelar quiénes están detrás de una asociación ilícita y quiénes la encabezan. El proyecto es para combatir de lleno al narcotráfico.

De esta manera, Fariña podría declarar amparado por la ley del arrepentido y, así, se le estaría atenuando la condena. Para esto hay que esperar hasta que la ley llegue al Congreso.

Fariña aceptó la propuesta y está dispuesto a hablar. El jefe del penal se enteró. A partir de ahí, desde afuera decidieron que había que matarlo para que no hablara.

Después de la triple fuga, se cortaron las comunicaciones por celular, pero las llamadas por línea fija continúan: se registraron algunas llamadas de Marcelino Coronel Albertengo, a quien le pagaron como a cualquier sicario. La orden era clara: tenía que matar a Fariña.

En la cárcel hay un señal clara de un intento de atentado: apagan las luces. Cuando Fariña se dio cuenta, pegó el grito. Albertengo, con una faca, intentó matarlo. Fariña pudo eludirlo y fue salvado por el resto de los presos, quienes se le abalanzaron a Albertengo y lograron detenerlo.

Albertengo fue separado en el penal y en los próximos días contará qué pasó, quién fue que lo mandó a matar a Fariña y cuánto le quisieron pagar.