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Primer ministro noruego se hizo pasar por taxista para escuchar la opinión de los vecinos

El laborista Jens Stoltenberg recorrió las calles de Oslo de incógnito y sorprendió a los pasajeros. ¿Se vendrá la copia argentina?

¿Qué mejor manera para que un político conozca realmente lo que el "pueblo" quiere, que hacerse pasar por un desconocido y amigable taxista?

Aunque parezca una situación sacada de la ficción, el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, recorrió las calles de Oslo de incógnito como taxista para charlar con los pasajeros sobre asuntos cotidianos y de política.

Stoltenberg explicó que quería oír las opiniones de los votantes noruegos antes de las elecciones de septiembre y que los taxis son uno de los pocos lugares en los que la gente habla abiertamente.

Para no ser descubierto, el político se camufló con anteojos de sol, uniforme y un carné de chofer en la solapa, aunque así todo, algunos pasajeros lo reconocieron.

Las conversaciones grabadas durante una tarde de junio forman parte de un proyecto ideado por una firma publicitaria para un posible uso en la campaña electoral y se convirtió en un éxito en las redes sociales.

En menos de un día, las imágenes del primer ministro taxista fueron vistas más de 350 mil veces en la página del Partido Laborista noruego en su canal de YouTube.


"Hoy es viernes, y como todos los viernes, he participado en las reuniones con el rey.  El resto del día será un poco diferente. Como Primer Ministro es importante escuchar las opiniones de las personas, y en los taxis, la gente realmente dice lo que piensa", explicó Stoltenberg antes de grabar sus viajes, mientras mostraba su flamante carné de conductor profesional.

Entre risas y sorpresa, los pasajeros reconocieron al político: "Qué suerte, porque quería mandarle una carta", dijo una señora mayor, boquiabierta al darse cuenta de la identidad de su chofer.

"Los líderes corporativos no deberían tener salarios tan altos", opinó la señora, a lo que Stoltenberg respondió: "Es difícil frenarlo. Ellos se presionan mutuamente y comparan salarios, intentamos pero no podemos imponernos sobre las compañías".

Otra pasajera fue sincera, aunque no habló de reclamos políticos: "Para ser realmente honesta, tu manejo no es exactamente el mejor que he visto", dijo entre risas tímidas la mujer.

 "Tenemos que motivar a los alumnos jóvenes sin ponerles marcas", sugirió otra joven pasajera.

También fueron sorprendidas dos chilenas, que festejaban en español la suerte de viajar con la máxima autoridad del Gobierno noruego.

¿Te imaginás qué pasaría si un candidato argentino intentara la misma estrategia?