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Mauricio Macri convocó a una reunión de gabinete  para cerrar heridas y recuperar la mística electoral con el PRO

El presidente Mauricio Macri tiene previsto hacer una autocrítica y arreglar su relación con los militantes del PRO.

El jueves a las 8 de la mañana, mil funcionarios de Juntos por el Cambio llegarán al Centro Cultural Kirchner (CCK) para escuchar a Mauricio Macri, que fue derrotado por Alberto Fernández en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Macri tiene previsto hacer una autocrítica, insistir en cargar las culpas de la corrida financiera al triunfo del Frente de Todos y arengar a sus militantes PRO que están desilusionados y perplejos por los resultados electorales del domingo pasado.

Macri sabe que perdió la clase media y por eso ordenó al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que prepare un paquete de medidas para incentivar el consumo y atenuar la inflación que crecerá en agosto y septiembre como consecuencia de la devaluación de los últimos días.

Aún no se sabe en la Casa Rosada si el paquete de medidas será anunciado antes del cónclave oficialista, pero de todas maneras Macri hará referencia a su intención de "amigarse" con la clase media que abandonó Juntos por el Cambio y votó en silencio a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.

Respecto a la supuesta responsabilidad del triunfo de Alberto Fernández en la actual corrida económica y financiera, Macri aún cavila sobre la posibilidad de "bajar esa línea" a su auditorio de militantes desilusionados y con escasa experiencia en derrotas electorales.

El Presidente cenó con Marcos Peña, Miguel Ángel Pichetto, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Jaime Durán Barba y Nicolás Dujovne para analizar los resultados de las PASO y diseñar una nueva hoja de ruta hacia la primera vuelta de octubre. Macri fue sorprendido por una cerrada crítica de sus comensales -se sirvieron tallarines- y reconoció que su tono sobre el kirchnerismo y la crisis económica no estuvo a la altura de las circunstancias. 

En este sentido, Macri ahora duda respecto de unir de nuevo la corrida monetaria con la victoria inobjetable de Fernández-Fernández de Kirchner. El Presidente sabe que ese discurso consolida el voto propio en centros urbanos, pero ahora analiza si es acertado especular con una tesis que su propia tropa resiste.

Los invitados especiales al CCK sienten que no tenían toda la información de los comicios –pensaban que perdían sólo por 4 puntos– y que ya hay poco que hacer rumbo a la primera vuelta de octubre. Es más: los cuadros más jóvenes y más formados del Gobierno ya empezaron a buscar trabajo en consultoras locales y organismos multilaterales asentados en el exterior. 

Esta es la principal consecuencia de la derrota que quiere atenuar Macri durante su discurso en el gabinete ampliado. La sensación presidencial es que el desánimo está carcomiendo su figura ante los militantes de Juntos por el Cambio y que es necesario recuperar la mística para evitar una "sensación" de fin de ciclo.

Si no hay cambios de último momento, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Miguel Ángel Pichetto y Macri serán los oradores del gabinete ampliado. El Presidente aguarda un lleno total en "la Ballena" del CCK, una aspiración política y personal que costará colmar con un dólar casi en 60 y una diferencia de 15 puntos abajo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

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