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Los precios realmente existentes

La comparación de los falseados índices del Indec con los oficiales de todos los países latinoamericanos revela que la Argentina padece uno de los mayores procesos inflacionarios de la región.

Ni siquiera la prohibición y el castigo que se imponen a las consultoras e institutos económicos privados que informan sobre la evolución de la inflación logran disimular o silenciar el incontenible crecimiento del costo de vida en nuestro país.

Estadísticas realizadas sobre la base de los propios informes oficiales –a esta altura de la manipulación, ya resulta prácticamente innecesario recordar las groseras falsedades que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec)– demuestran que la Argentina comparte el podio de las naciones latinoamericanas con mayor alza de precios en alimentos. El primer puesto, por su tasa anual de inflación alimentaria, fue ocupado en 2010 por Venezuela, escoltada por Bolivia y la Argentina, con el 37,2, 14 y 13,1 por ciento, respectivamente. Las mediciones abarcan el período comprendido entre enero de 2010 e igual mes del año actual. Los tres países superaron con amplitud la media hemisférica.

Imposibilitado de presionar o multar a los gobiernos latinoamericanos por su sinceridad estadística, nuestro secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tiene al menos la satisfacción de observar que en ese ranking revistan otros tres países que soportan altas tasas de inflación: Paraguay, con 12,3 por ciento en alimentos y 7,8 en el índice general; Nicaragua, 11,2 y 8; y Brasil, 10,4 y 6 por ciento, respectivamente. De los seis países que integran la vanguardia inflacionaria, Argentina, Brasil y Nicaragua estarían frenando la tendencia alcista, que aún persiste con fuerza en Paraguay, Venezuela y Bolivia.

Por grupos de alimentos, en casi todos los países han subido los precios del pan, los cereales y las pastas, incluyendo las tortillas de maíz, consumo muy extendido en México y Centroamérica. Y son generalizadas las alzas en aceites, grasas, azúcares, pescados y mariscos. Los países que registran tendencias alcistas en cinco o más de los siete grupos de alimentos son la Argentina, Brasil, Guatemala, Honduras y Uruguay.

Claro está que, en el caso argentino, la visión descendente de algunos alimentos está fuertemente distorsionada por la enorme diferencia que existe entre los índices oficiales y los de mercado. No por casualidad la CGT anticipó que las negociaciones de los convenios colectivos de los sindicatos se harán sobre la base de los "precios de las góndolas". Es decir, para utilizar la retórica del derrumbado imperio soviético, que hablaba de un inexistente "socialismo realmente existente", los sindicatos utilizarán las estadísticas de "precios realmente existentes", que duplican ampliamente a los precios "morenizados".

De hecho, hay entidades obreras que se sentarán a la mesa de negociaciones con pedidos de reajustes que parten del 25 por ciento y otras que superan el 30 por ciento. Por otra parte, los gremios críticos a la CGT reclamarán mejoras en torno del 40 por ciento anual.