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Las vacaciones ahora son más cortas, pero mejor repartidas

El 30 % del total de viajeros argentinos ya fracciona sus vacaciones. Es para cortar el ritmo laboral del año y cambiar la rutina. "El baúl lleno para ir un mes a la Costa no va más".

Adiós a las vacaciones con la nona, el perro y el auto a punto de explotar. Basta de empezar a llorar en la última semana porque otra vez habrá que cruzar un desierto de once meses hasta que al fin volvamos a subir al auto a la nona, el perro, y los baldecitos para la arena.

Los argentinos parecen cada vez más convencidos de que nada mejor que repartir las vacaciones a lo largo del año que gastarlas todas de una sola vez.

"Vacaciones fraccionadas" llaman los especialistas a esta tendencia. En Mar del Plata, los números son irrefutables: el 50 por ciento del gasto de turismo lo hacen personas que pefieren este tipo de vacaciones, según contó a Clarín el titular del Ente Municipal (Emtur), Pablo Fernández. En promedio, en enero último cada turista pasó siete noches en la ciudad.

No existen estadísticas oficiales, pero tanto los empresarios del sector como en el Ministerio de Turismo reconocen que la tendencia se viene registrando desde hace cuatro años y va en aumento .

Oscar Ghezzi, vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo, dice que a nivel nacional el 30 por ciento de los turistas argentinos se inclina por fraccionar sus vacaciones.

Para Ghezzi, los inicios de esta tendencia hay que buscarlos hace unos diez años atrás, cuando los argentinos que veraneaban en enero comenzaron a pasar Año Nuevo en las vacaciones. Después, decidieron agregarle también Navidad pero acortando el regreso a casa el 10 de enero para así, poder repetir en otro momento del año.

El fin de la convertibilidad, claro, ayudó bastante.

¿Qué fue lo que pasó para que cada vez más se gente opte por dividir sus vacaciones? El ritmo laboral se volvió cada vez más agotador y los fines de semana largos fueron el bálsamo para enfrentarlo .

A esto se sumó también la decisión del Gobierno de implementar cada vez más los llamados feriados "puente" –los que se decretan sin conmemoración que los justifique–. El año que viene habrá cuatro fines de semana de cuatro días. En total, serán 17 los feriados con los que se podrán armar más minivaciones.

"Antes, las vacaciones eran más estructuradas –asegura Fernández del Emtur–, era lo que llamábamos las vacaciones del baúl, la gente venía y se instalaba un mes, pero en los últimos años las vacaciones empezaron a ser un valor más apreciado".

Pero los argentinos no son originales. La tendencia se viene dando a nivel mundial: vacaciones cortas y repetidas rinden más. Y bajo este lema se ajustan todos los presupuestos: los que desembolsan fortunas en hoteles de lujo como el que junta monedas para una hostería de media estrella.

Hasta los hoteles de los sindicatos también comenzaron a aceptar reservas por una semana.

Enrique Brown, de la AAAVyT, que nuclea a las agencias, explica las razones de esta tendencia: "Se vive de manera intensa y también se vacaciona de manera intensa, la gente quiere salir de la rutina y cada dos meses necesita un descanso". En las agencias parecen haber quedado en el olvido el tour de 45 días por Europa: "Prefieren una semana pero con más comodidad", asegura Brown, quien afirma que fue así que destinos como las Termas de Río Hondo lograron salir de los planes para jubilados.

Para las empresas estos turistas son una bendición: con más gente todo el año se acorta la temporada baja y los hoteles ya no tienen que cerrar hasta el próximo verano.

Según datos del Ministerio de Turismo, en el fin de semana del 12 octubre, la ocupación en Tandil y Rosario superó el 95 por ciento, mientras que en lugares como Puerto Madryn, Cariló y Salta fue del 85 por ciento.

Los representantes del sector aseguran que los efectos se sienten claramente y que el año próximo la tendencia estará más marcada ya que muchos de los que viajan aprovechando un feriado terminan quedándose algún día más. Es decir, gastan más.

Eugenia Bove es la secretaria de Turismo de Miramar. Allí, la imagen del auto cargado hasta el techo se mantiene pero va perdiendo presencia. "Nosotros tenemos un público muy familiar –señala–, y aquí se sigue alquilando por quincena, pero es cierto que cada vez menos gente viene a instalarse los tres meses".

De la mano de feriados que se multiplican, las facilidades de llevarse el trabajo en el celular, buena parte de los argentinos parece haber encontrado el antídoto para enfrentar el estrés del paraíso que se acaba.