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Las ocho abominables torturas de la antigüedad y de la Edad Media

El período comprendido entre los siglos V y XV significó una época de enormes desigualdades y las más sangrientas formas de tortura.

La Edad Media fue un período de la historia caracterizado por la violencia, la irracionalidad y el deteriorar. El hombre creía que su existencia debía ser dedicada íntegramente a Dios pero, irónicamente, en esa época se inventaron las peores máquinas de tortura que marcaron uno de los períodos más oscuros que fue desapareciendo con la Ilustración. Sin embargo, todavía quedan las invenciones que dan prueba de tales torturas.


1- El aplastapulgares


Es un dispositivo de hierro mecanizado que se colocaba en la mano y que la iba mutilando gradualmente. El mismo se podía ir regulando para aplastar y destruir primero las uñas, luego los dedos, los nudillos y si así se deseaba, finalmente la mano entera. Este aparato se le colocaba generalmente a ladrones, la persona no moría pero sufría un dolor supremo en sus manos.

2- El potro


La víctima es colocada en una incómoda cama de madera con una manivela o una rueda mecánica de metal a la cual se le aplicaban cuerdas y cadenas que sostenían los miembros y las articulaciones. Al girar la manivela, las cuerdas se tensaban hasta dislocar cada una de las articulaciones sujetadas, romper huesos o incluso arrancar la extremidad.

3 - La doncella de hierro


La dama o la doncella de hierro consistía en una gran estructura de metal, con rostro de mujer, similar a un sarcófago; ésta estructura era hueca y cabía una persona dentro, pudiéndose colocar en forma vertical. Dentro, la parte frontal tenía 8 grandes, filosas y mortales púas que penetraban fácilmente la carne de quien se colocaba allí. Al colocar a la víctima dentro y cerrar la puerta frontal, otras 13 púas se introducían en la carne. Cada una de ellas se clavaba en un lugar estratégico para que al penetrar a la víctima, ésta se mantuviese con vida, desangrándose dentro lenta y agónicamente hasta la muerte.

4- La hija del carroñero


Este dispositivo constaba de una estructura metálica con aros y un sistema de tuercas y tornillos a través de los cuales, luego de colocar dentro a la víctima, se podía ejercer la presión suficiente como para ir quebrando todos los huesos del cuerpo. La víctima era aplastada con una fuerza que entre otras cosas, rompía las costillas, dislocaba el esternón y rompía lentamente la columna vertebral como si se tratase de una enorme tenaza en la que se colocaba a una persona hasta despedazarla. Se ejercía tanta fuerza sobre el cuerpo que la sangre brotaba por todos los orificios del cuerpo, los dedos y el rostro.

5- La araña de hierro


Este artefacto estaba dirigido a torturar exclusivamente a las mujeres y destruir su femineidad. En esa época se tenía un particular fetiche por torturar los senos, los quemaban, les arrancaban los pezones, les clavaban agujas y luego los arrancaban del cuerpo. La araña de hierro se utilizaba para éste último fin: se ataba una mujer a un poste y se le colocaba esta especie de pinza de metal agarrando todo su seno, luego se aplicaba una enorme fuerza y se le arrancaba el seno por completo. El mismo que en un momento los supo

6- El toro de Falaris


El flamante dispositivo constaba en un enorme toro de bronce puro, dentro del cual cabía una persona. El toro tenía una entrada que sólo podía abrirse desde afuera, unos orificios en la nariz y otros en los ojos de la imagen, dentro se colocaba a la víctima y debajo del toro se hacía una inmensa fogata que quemaba viva a la víctima. El toro se calentaba y se enrojecía, salía humo por los orificios de la nariz y un color rojo brillaba siniestramente en los orificios de los ojos

7- El escafismo


Se colocaba a la víctima en un cajón de madera o en una embarcación pequeña, donde se realizaban varios agujeros con el fin de introducir las extremidades del condenado. Se untaban éstas con leche y miel, con la finalidad de atraer a todo tipo de insectos, aunque la cosa no quedaba ahí. También se les hacía tomar tal cantidad de miel y de leche que acabaran padeciendo diarreas, de manera que las heces atrajeran a una mayor cantidad de insectos. Y para mayor castigo, normalmente se les obligaba agua para no deshidratarse y que pudieran resistir más tiempo vivos con el fin de prolongar la tortura.

8- La rueda


La máquina consistía en una enorme rueda en la cual se maniataba a la víctima, debajo se encendía una inmensa fogata y durante horas, se hacía girar la rueda sobre el intenso fuego, literalmente cocinando a la víctima. Girando sobre su propio eje, la rueda mantenía la víctima ardiendo lentamente, explotando en un mar de ampollas, humo y sangre.