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Las escuchas que complican a Migliore

Ser amigo de un prófugo de la justicia no es delito. Ayudarlo a permanecer clandestino, sí. Eso se llama encubrir.

Por Mauro Szeta

@mauroszeta

Pablo Migliore, el arquero de San Lorenzo fue preso por las dos cosas. Es decir, ser amigo de Maximiliano Mazzaro, el segundo jefe de la barra brava de Boca, lo metió en problemas. Colaborar con él, para que siga prófugo, le valió la cárcel.

El juez del caso Manuel de Campo investiga un asesinato. Es la muerte a golpes de Ernesto Cirino, el 18 de agosto de 2011 en Liniers. Cirino discutió con un vecino suyo de apellido Petrinelli. El motivo de la discusión fue insólito. Petrinelli le reprochaba a Cirino que su perro, caniche, orinara en su vereda. Según la causa, Cirino se enojó por la queja y peleó con Petrinelli. Éste decidió llamar a su cuñado para que lo ayudara en el conflicto. Su cuñado, ni más ni menos, es Mauro Martín, jefe de la 12. Cuando recibió el llamado, Mauro estaba con sus secuaces de la barra en el velorio de otro barra de Velez. Veloz, Mauro, con Maxi Mazzaro y otro barra de apellido Webe, se subieron a un auto y fueron al lugar. Manejó Mazzaro.

Lo que pasó después es la clave del caso. Según las defensas de Mauro, Mazzaro y Petrinelli, el barra Webe le pegó una piña al vecino Cirino. Éste cayó al piso, y murió del golpe que se dio, y no por la trompada. Esto en términos judiciales, se llama homicidio preterintencional. Tengo la intención de golpear, pero no de matar, dice la norma. La pena para esta clase de delito no supera los 6 años de cárcel. Siempre, según este relato, Mauro Martín y Mazzaro, fueron sólo testigos ocasionales.

Según el juez, las cosas no fueron así. De acuerdo con su imputación, los barras mataron entre todos al vecino, y lo hicieron de forma intencional, a golpes. De acuerdo con la acusación, cada uno de los barras cumplió un rol en la mecánica criminal.

¿Dónde entra Migliore en toda esta historia?. Cuando el juez acusó a los barras de Boca, ordenó detenciones. A Mauro Martín y a Petrinelli, los atrapó. Mazzaro y Webe, escaparon. Como Mazzaro se mantenía prófugo, el juez empezó a sospechar que alguien lo protegía. Primero detuvo a otro barra de Boca, Maxi Levy, sospechado de ayudar a Mazzaro, y después, fue por Migliore, y lo apresó a también.

Hay tres escuchas telefónicas que el juez valora como cruciales en la causa
. En una conversación, Migliore habla con la mujer de Mazzaro. Dialogan sobre la clandestinidad del barra. Para el juez, esta charla sirve para demostrar que Migliore sabía desde el arranque que su amigo estaba prófugo. En otra charla, tal vez, la más contundente, Migliore y Mazzaro están juntos en un lugar. Migliore le presta su celular a Mazzaro para que hable con un tercero. En la charla, Mazzaro, entre risas, le dice al tercero: "por razones obvias, no voy a poder ir, así que te lo mando a Pablito".

Para el juez, esta charla, incrimina a Migliore porque lo ubica aportándole a Mazzaro un instrumento -un teléfono celular- para que pueda estirar su clandestinidad.

En la tercera escucha, alguien le advierte a Migliore que "se deje de joder, que lo están escuchando y que va a quedar pegado". Cuando escuchó la prueba, el arquero eligió el silencio.

Está claro, ya había hablado demasiado. Todo lo que había "boqueado" por teléfono, lo terminó culpando.