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La verdadera cara del femicidio

Cuando desaparece una mujer, cuando se reporta la muerte de una mujer, NUNCA se muestra su verdadero rostro.

Por Valeria Carreras

Aún no termina Enero, falta un día. Ya son 25 las mujeres asesinadas por hombres, el femicidio no para, por el contrario crece.

Hoy cada 28 horas matan a una mujer, el año pasado era cada 36 horas

Hemos naturalizado el femicidio de cada día, desde la televisión nos cuentan caso tras caso y sabemos  cuál será el desenlace: MUERTE.

Pero cuando vemos el titular HALLAN SIN VIDA A GISELLA, LA ODONTOLOGA, o VALERIA FUE BALEADA EN LA CABEZA POR SU EX PAREJA, o APARECE CUERPO CALCINADO DE UNA MUJER, no vemos la verdadera cara del femicidio. Solo vemos las fotos que sus familias facilitan a los medios y a la justicia, las que generalmente son las fotos familiares, o las mejores fotos de las víctimas

Sin embargo, su imagen no es la de esas fotos, no es siquiera una imagen que conozcamos la mayoría de los ciudadanos.

Primero esas mujeres han tenido la cara con el rictus del MIEDO, las caras con marcas por golpes, cortes, quemaduras, VERGÜENZA porque antes de morir a manos del victimario, hay un derrotero previo, una seguidilla de agresiones, amenazas, maltratos e incluso denuncias.

Después llega la profecía autocumplida, llega la confirmación OTRA MUJER MUERTA.

Aunque no se muestra JAMAS el estado de sus cuerpos, que aún sin vida GRITAN el sufrimiento previo, y post mortem.

Mujeres calcinadas, sin pelo ni piel ni rasgo reconocible.

Mujeres rociadas con ácido o cal viva, despojadas incluso de su carne.

Mujeres descartadas por su asesino/s en el agua, sin siquiera su dignidad, la que fue invadida por la hinchazón y la fauna cadavérica

Mujeres baleadas en la cabeza, sin poder conservar su familia la última imagen porque el daño que produce un tiro en la cara / cabeza, destruyen aquellas facciones.

Mujeres descuartizadas que no pudieron vivir la vida entera ni la muerte siquiera.

Mujeres embolsadas como basura, siendo tratadas aun muertas, como en vida.

Mujeres tiradas en descampados, primero presa de su asesino y luego presa de animales carroñeros.

Mujeres cuyos cuerpos sin vida han padecido tanto que no se puede acceder ni a sus huellas digitales.

Podrán tildar mis palabras de falta de buen gusto, pero creo que si vieran con sus ojos que el FEMICIDIO no solo es el asesinato de una mujer por su condición de mujer a manos de un hombre, sino un cúmulo de violencia que no termina con la muerte, sigue con el ensañamiento contra sus restos mortales,  REACCIONARIAMOS COMO SOCIEDAD MAS COMPROMETIDAMENTE.

Porque entonces, ante la discusión violenta que escuchamos en otro departamento, ante el ojo morado de una vecina, frente a un comentario al descuido de una víctima con vergüenza, TODOS PODREMOS AYUDAR Y NO MIRAR INDIFERENTES.

Ya no más hijos sin madre. Ya no más adolescentes asesinadas. Ya no más ver por la tele lo que le pasa al otro, porque 25 mujeres muertas en menos de un mes NOS PASA A TODOS.