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La sangre correrá hasta el final

* Por Maby Sosa. La novela de El Trece mostró a una heroína distinta que opuso su crueldad a la ternura de la protagonista clásica.

Quién dijo que los finales de las telenovelas son felices? ¿Quién se creyó eso de que las heroínas de las historias son las más buenas? Ese mito es el que derribó Malparida, la telenovela que debutó por El Trece en 2010 y que terminará en un capítulo doble esta semana, después de un tendal de cadáveres dejados en el camino.
El origen de toda la historia fue justamente una muerte: la de la mamá de la "malparida", quien, víctima de un desengaño amoroso, se ahorca delante de su hija, Renata. Y lo que sigue podría haber sido una simple historia con los vaivenes clásicos de cualquier enredo romántico, sin embargo, en Malparida, se eligió otro camino: el de la muerte y la venganza, con giros propios de una tragedia griega.
En el nombre de la madre, Renata, el personaje encarnado por Juana Viale, fue la primera encargada de diezmar el elenco de la tira. Lejos de la clásica heroína dulce, angelical y víctima de alguna malvada, la protagonista se transformó en una asesina a sangre fría, capaz de matar lo que sea que se interponga en su camino de venganza.

EL ADIÓS A LA DULZURA. Con Valientes, la venganza como tema comenzó a cobrar fuerza entre los guionistas de las telenovelas argentinas, y fue ese buen resultado lo que hizo profundizar la fórmula en Malparida: cada vez que Renata estaba a punto de terminar con su víctima, aparecía la imagen de su mamá ahorcada.
Ganada por el odio más que por la dulzura, la novedad en este nuevo modelo de heroína llegó de la mano de la bronca. Atrás quedaron las débiles mujeres lindas, enamoradas y víctimas de algún personaje malvado que decide cortar el camino de la pobre mujer. El amor dejó de ser el tópico central y la heroína transformó su bondad y fragilidad en sangre fría y crueldad.
Atrás quedaron los coloridos personajes de Natalia Oreiro, las monjas sufridas de Luisa Kuliok o la castigada Andrea del Boca (ver recuadro). Con Renata se mostró que es posible un nuevo tipo de heroína tan cruel como enamorada.

TODOS SOMOS MALOS. La moral se mide con la vara de la Malparida. Eso es por lo menos lo que se adivina a lo largo de la telenovela donde la mayoría de sus protagonistas cometieron, por lo menos, un asesinato. Después de Renata, la más mala fue Gracia (Selva Alemán), la abuela de la protagonista, una de las muertes que causó más sorpresa a los televidentes. Y después se sumaron los otros: Lorenzo Uribe (Raúl Taibo), Lautaro Uribe (Gonzalo Heredia) y El Almirante (Gabriel Corrado), todos ellos también mataron a alguien.

LA FICCIÓN DE MALPARIDA. Desde un principio se supo que esta novela producida por Pol-ka y que promedió los 23 puntos de rating, rompería con los códigos de las tiras tradicionales. Por el lado de Viale fue su personaje el que la convenció para aceptar el desafío y aclaró que lo que le gustó del proyecto era que "nada iba a ser como lo conocido".
El rating para El Trece mantuvo su marcador alto gracias a Malparida que tuvo picos de casi 30 puntos. Con actuaciones en ningún caso deslumbrantes, la telenovela atrapó a un público, al parecer, ávido de muertos, ya que a lo largo de la serie se acumularon: 18 fueron asesinados, dos murieron accidentados y uno se suicidó. Entre las muertes más impactantes estuvieron la de Luciano Castro, Carina Zampini, a manos de Renata, y el asesinato de Gracia cometido por El Almirante.
Mañana llega la hora del comienzo de la gran final de Malparida y la suerte de Renata, que ahora está embarazada, permanece guardada bajo llave. Se sabe que será trágico y que, según adelantaron sus autores, "correrá mucha sangre". La hipótesis que suena más fuerte es que Renata da a luz a su hijo y muere después del parto. La incógnita comienza a revelarse