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La oscura historia de celos y violencia que terminó en la masacre de Hurlingham

Diego Loscalzo tenía problemas con su pareja y estaban virtualmente separados. El camino de la relación a la matanza.

Diego Loscalzo era considerado por sus compañeros de trabajo como un buen tipo. Callado responsable y tranquilo. Pero en la casa era celoso, malhumorado y violento. "Era re maldito. Era un hijo de puta", aseguró un allegado a la familia que frecuentaba mucho la casa de William Morris, en Hurlingham.

"Él no quería separarse pero era muy celoso, tanto con Romina como con su hija, a quien no la dejaba salir con sus amigos ni con su novio", aseguró el allegado a la familia que afirmó que Loscalzo se negaba a abandonar la vivienda y a terminar la relación con su mujer.

El hombre cercano a la familia remarcó que el asesino le habría pegado varias veces a Romina y más de una vez habría intentado abusar sexualmente de la hija adolescente de su pareja.

"Hace años que ella me cuenta que él la tocaba, y que quiso abusar. Y siempre me decía que a la mamá le pegaba", acorde a Infobae.

El acusado tenía denuncias por violencia de género, fuentes de la investigación explicaron que sólo existe un antecedente pero no un documento formal. En julio del año pasado Romina Maguna denunció en la Policía que había discutido fuerte con su pareja y que le había desaparecido su arma y su chaleco antibalas.

"Es insólito. Estamos shockeados, nadie lo hubiera pensado", comentó un compañero de trabajo de Loscalzo. Según contó, el acusado era hincha de Boca, fanático de los "fierros" y hacía changas arreglando motos. "Le gustaba eso, cuando nos veíamos hablábamos de motos, esas cosas. Uno nunca piensa que el tipo puede hacer semejante locura".