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La nena quiso defenderse a los tiros

Una adolescente de 14 años se atrincheró durante más de cinco horas en un colegio de Mendoza con el arma reglamentaria de su padre policía. Disparó tres veces antes de entregarse. El bullying y la mala relación con una profesora habrían sido los detonantes.

 

Fueron poco más de cinco horas de tensión, en las que una nena de 14 años se atrincheró en el colegio Mendoza, armada con la pistola reglamentaria calibre 9 mm de su papá, que es policía de la provincia de San Luis. La menor disparó tres veces, después entregó el arma y se sometió a la protección de las autoridades. Se conoce que el bullying, que era una práctica extendida en la escuela, o la “estricta” profesora de matemáticas pudieron haber sido el detonante.

La menor, que ingresó al establecimiento con el arma, buscaba a la profesora de matemáticas. Su presencia era reclamada por la nena, hasta que decidió atrincherarse en el colegio. La profesora, rápida de reflejos, se escondió en un aula con otros alumnos. La exigente y cuestionada docente daba clases de segundo año en otro de los pisos de la escuela. De acuerdo a diversos testimonios, la adolescente tenía una mala relación con ella.

“Es una profesora estricta”, expresó un alumno. En esta misma línea, una mamá de una chica que la tuvo de docente sostuvo: “Es excelente profesora y nos sorprende que haya tenido un inconveniente con una alumna”.

Todo comenzó a las 9:30 hs, en el colegio Marcelino Blanco, ubicado en el límite con San Luis. Según trascendió en medios de comunicación locales, la menor de edad involucrada es estudiante de segundo año y logró ingresar con un arma de fuego (del padre) sin ser detectada. La nena ya habría avisado que iba a llevarla, según declararon algunos testigos. Había pregonado: “QUIERO ASUSTARLOS”.

Según contaron compañeros, padres y docentes, la nena estaba sufriendo bullying. “Conozco a la hermana de la chica. Ella sufría burlas y cargadas, aunque no sé de qué tipo. La estaba pasando mal”, reconoció uno de los estudiantes.

Tras el grave episodio, la adolescente implicada fue derivada a un centro de salud, según confirmó la ministra de Seguridad provincial. Aunque no presenta lesiones físicas, el foco de atención está situado en el estado emocional y psicológico, que es evaluado por un equipo de profesionales especializados.

Por edad, la joven no puede ser imputada. Por eso, la intervención recae directamente en el Gobierno mendocino, a través de los Equipos Técnicos Interdisciplinarios (ETI), organismos provinciales encargados de garantizar la protección integral de niños, niñas y adolescentes, y que tienen la responsabilidad de diagnosticar, implementar medidas de resguardo y llevar adelante el seguimiento del caso para asegurar el bienestar de la menor involucrada.

Todas estas lindas declaraciones de principios, o misiones y funciones de organismos que siempre llegan tarde, en este caso por suerte sin lamentar vidas o heridos, no cambian el hecho de que, ya sea el bullying o la “exigente” profesora de matemáticas, la menor tenía problemas de relación y/o integración que tanto en la casa como en el colegio minimizaron o ignoraron.

Para colmo de males, el padre, policía irresponsable y descuidado, dejó el arma al alcance de la mano de una atormentada y descontrolada menor. Por suerte, no terminó en tragedia.

Hace un tiempo abordamos hasta el hartazgo la tragedia de Nahir Galarza, que con el arma de su padre policía mató a su novio, que quería terminar con la relación. Sería hora de que las autoridades evalúen la posibilidad de que los policías dejen el arma reglamentaria en las reparticiones donde trabajan.

A las familias recomiendo prestarle atención a los hijos y a los docentes. Un consejo del maestro Miyagi (célebre entrenador de karate en la ficción): NO HAY MAL ALUMNO, HAY MAL MAESTRO.

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