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La mujer que "lloró lágrimas de cocodrilo" después de matar

¿Cómo hace esta mujer para tener tantos tipos?. ¿Qué los seduce a ellos?. En el barrio Crucecita, en Avellaneda, todos los vecinos se hacían la misma pregunta.

La mujer a la que se referían casi con desprecio era Panagiota Alexopoulos, de 57 años, de origen griego.

El domingo 27 de noviembre de 2011, esa mujer que sorprendía a extraños sorprendió por completo.  Dejó a todo el mundo en estado de shock. Ese día, Panagiota quedó detenida acusada ni más, ni menos por asesinar con golpes de maza a su esposo, Julio César Caprarulo.

Pero hay más. La imputación fue más completa. También la procesaron por pretender el crematorio del cuerpo, de hacer pasar el crimen como una muerte natural y de gestionar un certificado de defunción trucho para justificar con papeles, lo injustificable. Espantoso.

Hoy a dos años de esa historia, Panagiota va camino a juicio, y desde la cárcel de Varela sigue clamando inocencia. Lo cierto es que la descubrieron casi por casualidad.

Un poco, por la astucia de Leonardo Desimone, dueño de la cochería La Paz que advirtió que "el muerto", es decir Caprarulo, estaba flojo de papeles, y otro poco, por la decisión de los empleados del cementerio Parque Iraola de Berazategui que, alertados por el dueño de la cochería, decidieron abrir el cajón antes del crematorio, y detectaron que el muerto estaba molido a golpes.

El expediente no tiene desperdicio, sobre todo cuando se conocen las declaraciones de los testigos del velorio. Todos los amigos y familiares de Craparulo describieron un velatorio montado como una escena teatral. Hablaron de una viuda que lloraba lágrimas de cocodrilo y de un desesperado apuro por cremar al muerto.

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Por ejemplo, Norma Caprarulo, prima de Julio César se sorprendió con gente extraña que participaba de la ceremonía que se hacía en la propia cama del muerto. "Cuando entré a la habitación había cuatro mujeres y dos hombres a los que no conocíamos. Eso nos llamó la atención", declaró.

Peor aún, cuando los testigos recordaron la explicación que la viuda daba sobre la muerte de su esposo. "Julio se fue a cortar el pelo a las 11.30. Cuando volvió sintió un fuerte dolor en el pecho. Julio no quiso llamar al médico porque pensó que era algo muscular. Se acostó, hizo un gesto, se ahogó y se murió". Con estas palabras, la propia acusada Panagiota Alexopoulos, se terminó ubicando en la escena del crimen a la hora del crimen.

Es decir, al reconocer que vio cómo su marido se moría delante suyo, la mujer admitió que estuvo ahí. La fiscalía descubrió -mediante autopsia y prueba de luminol- que a Caprarulo lo mataron en su propia cama. 

Por ende, según la fiscal, Alexopoulos es la homicida. Las declaraciones de los testigos sumaron más detalles inquietantes. La prima dijo también que la habitación del velorio estaba super oscura.

Según la fiscalía, la acusada oscureció el ambiente para que los testigos no le vieran un golpe maquillado que tenía el muerto en la frente. La explicación que dio la mujer a ese golpe es que se trataba de una arañazo de una mascota de Caprarulo.

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A la testigo también le llamó la atención que Panagiota no estaba muy preocupada por la situación. "Solo llorisqueaba un poco, pero se la pasaba hablando", agregó."Ella dijo unas palabras al lado del cajón y me pareció que era un teatro", declaró sin dubitar .

Mabel Craparulo, una de las hermanas de Julio dio otro dato que habló a las claras del intento por disfrazar el crimen: "A Julio lo maquillaron".

Además de Panagiota, hubo otra mujer acusada de cambiarle la ropa al muerto. También dos médicos quedaron acusados por el certificado trucho.

En la mente de todos los testigos retumbará para siempre el inexplicable discurso de despedida de la viuda frente al ataúd. "TE AME TANTO, TE REIAS TANTO CONMIGO, PERO FUISTE UN NIÑO, Y NO LO PUDISTE SOPORTAR".

Para los testigos, el acto final de una puesta en escena.