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La mamá de una víctima de Once contó qué hizo Cristina Kirchner cuando le dijo "asesina"

La mujer dio más detalles del encuentro, que muchas veces se había imaginado y finalmente ocurrió en la iglesia de Merlo.

Mónica Graciela Bottega es la mamá de Tatiana Pontiroli, una diseñadora que murió en la tragedia de Once. Se supo que enfrentó a la expresidenta Cristina Kirchner durante una misa en Merlo convocada para pedir por la aparición de Santiago Maldonado y la responsabilizó por la muerte de 51 personas.

Ahora, la mujer dio más detalles del encuentro, que muchas veces se había imaginado y finalmente ocurrió en la iglesia de Merlo, en la zona oeste, la más golpeada por el accidente ferroviario. "Fue una provocación", calificó, sobre el lugar que eligió la expresidente para mostrar su solidaridad con la familia del mochilero.

"Fui a la misa porque desde que le arrebataron la vida a mi hija, pienso que a nadie más le tiene que pasar eso. De repente, se arma un revuelo en la Iglesia y veo que empiezan a sacar fotos. Una señora me dice 'llegó Cristina Kirchner' y yo pensé que era todo por el intendente, pero no. Ella estaba muy bien vestida para la ocasión, con un traje muy discreto", criticó.

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"Empecé a pensar en la tragedia de Once. Caminé por el pasillo central y recordé las horas que busqué a mi hija. Me acerqué y la miré fijo. Le dije 'sos una asesina'. Ahí se acercaron guardaespaldas. Intentó agarrarme la mano y cuando yo le hablé bajó la mirada y se notó que estaba triste por mis palabras. Me fui llorando por tanta impotencia", confesó la mujer.

"Hay una Justicia divina y la encontré en la casa común, en la Iglesia. Fue algo muy movilizante. Sentí mucho dolor. Quería que se enterara el sufrimiento que tuvimos todos los de la zona oeste. También pensé que cómo puede ser que venga a Merlo, donde corrió la sangre. Que vaya a rezar a otro lado. Fue una provocación más que sentimos los familiares", reprochó.

Después de hablarle a Cristina, Graciela se fue de la parroquia: "Sentí que en ese momento no tenía nada que ver con esa gente que estaba ahí adentro y decidí retirarme. Ellos son políticos y están acostumbrados a manejarse con mucha soltura, pero yo no. Sentí que todos me miraban y sentí la Iglesia encima mío. Tenía ganas de desaparecer pero mantuve la calma y me fui a mi casa a llorar a mi hija".