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La llave en las campañas políticas

* Por Javier Carranza Tresoldi. El paradigma de información y comunicación exige a los candidatos conocer el territorio electoral, lo que supone la geoinformación aplicada a los electores.

Hoy, las campañas electorales se deciden con la ciencia. Según el presidente de la Asociación Española de Consultores Políticos, Francisco Roldán, ganar una elección es cosa de expertos. Significa trabajo, tiempo y dinero, amén de un firme soporte de tres grandes pilares: la investigación, la comunicación y la movilización. Mucho se habla y sabe de la comunicación y la movilización, aunque poco de la investigación.

Existen, sin embargo, destacados desarrollos en tecnologías de geoinformación y comunicación (TIC) y redes sociales en países de Iberoamérica, que las utilizan para investigar y analizar las necesidades de sus ciudadanos en determinados territorios críticos para la acción política. Esas herramientas están jugando un rol decisivo en las megaoperaciones de alcance social, tanto para apoyar campañas electorales como para implementar políticas sociales. En España, por caso, se cruza información por municipios sobre registros electorales, con gráficos y mapas que detallan la ubicación exacta de votos en duda, blancos o abstenciones.

Ciberactivismo electoral. En la Argentina, existe una suerte de ciberactivismo electoral. Muchos partidos y organizaciones de base aprovechan las redes sociales y los blogs para promover el empoderamiento civi, difundiendo, instruyendo y enlistando a los ciudadanos interesados en participar.

El marketing social es una herramienta que consiste, entre otras cosas, en la aplicación de las técnicas del marketing comercial para visualizar y analizar el comportamiento y opiniones de la audiencia objetiva, los ciudadanos, en orden a mejorar su bienestar. Haciendo foco en las elecciones, el llamado marketing social revela de manera objetiva la conducta, opiniones y necesidades de los ciudadanos proveyendo información vital para la toma de decisiones, favoreciendo la oferta electoral.

Sumada la dimensión territorial, la herramienta del llamado "geomarketing político" ayuda especialmente a conocer territorios críticos de gestión y condiciones de vida de las comunidades de base participantes en las elecciones. El paradigma de información y comunicación actual exige a los candidatos modernos el conocimiento acabado de sus territorios electorales, lo que supone un dominio acabado de las tecnologías de geoinformación aplicadas a la observación de electores.

Nuevas herramientas. Con base en la experiencia internacional y recomendaciones de los expertos, la estrategia usual consiste en diagnosticar la situación por escalas territoriales. Se parte desde un nivel macroterritorial, elaborando un ranking de los territorios de gestión más conflictivos y necesitados, luego se pasa a un nivel intermedio o mesoterritorial, analizando la calidad de vida en esos territorios y finalmente acercando la lupa al nivel micro, a través de encuestas georreferenciadas y sondeos participativos sobre los reclamos de los habitantes en cada terreno.

Estas herramientas permiten potenciar las acciones electorales en cada territorio, enfocar la campaña electoral, optimizar la aplicación del sistema D’Hont (que intenta evitar que los partidos mayoritarios ganen todo) y efectivizar la estrategia electoral. La estrategia como un todo permite implementar y consolidar una verdadera inteligencia territorial. Así, a través del uso eficiente de herramientas de "Geo TIC" y redes sociales aplicadas se ayuda positivamente a asegurar el éxito del candidato utilizando mecanismos legítimos de probada efectividad.