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¡La lista o la vida!

¡Para todos lo que sufren de "listitis aguda", van estas líneas! Creo que no me olvidé de nada, pero ya me fijo en la que hice y lo controlo de nuevo. Vayamos para empezar a una clásica:

Por Cristina Wargon

@CWargon

Listitas de viaje

Llámese así a las que hacemos antes de afrontar unas vacaciones familiares y comprende distintos rubros: lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que llevar y varios sub ítems para cada uno de los integrantes de la familia. Lo más fastidioso de estas listas es que, como hay que elaborarlas con anticipación, probablemente antes del momento de partir ya hemos perdido varias y reconstruido otras tantas. Esto nos sume en nuevas cavilaciones, porque nunca estamos seguras si la tercera era tan perfecta  como la primera o si entre la quinta y la sexta no olvidamos el bronceador y alguno se agarra una quemadura de tercer grado el primer día de sol. Cabe aclarar que para estas ocasiones, se anota no sólo lo que se debe llevar sino lo que cada uno debe hacer antes de salir, porque como se sabe "yo que trabajo todo el año como una yegua" no me voy a hacer cargo de todo.

Es lamentable ver cuán poco entusiasmo pone la familia en el tema, y mucho peor es saber que mientras amorosamente distribuimos actividades sobre el papel, sólo recibiremos en pago de tanto amor, exaltadas puteadas, condignamente devueltas en ese afable escenario que es una familia.

 

Listas reinas.

En este tema hay refinamientos sublimes: las listas de las listas que hay que hacer. El caso más extremo que he conocido es el de mi hermana Guigui, quien acostumbra a hacerlas por triplicado.

Ella padece una extraña enfermedad que abochorna muy en particular a su marido que es una persona sensata: sin que nadie entienda por qué, todo lo que compra lo devuelve por lo menos una vez. Por suerte no lo hace en los supermercados, pero, según hay constancia, más de un vendedor de zapatos ha sido internado con un ataque de pánico después del quinto cambio. A mí me parece bastante natural, entonces que mi hermana haga listas de listas. Primero anota todas las listas que debe hacer. Luego desarrolla cada uno de los ítems en otra, y finalmente corona todo con una lista ad hoc de las cosas que debe cambiar una vez que compra lo que está anotado.

Las listas de vida

¿Y que tal si hacemos una con lo que quisimos, lo que obtuvimos y lo que actualmente deseamos? ¡Animo! Yo hago la punta. A los 16 años quería desesperadamente: a) casarme, b) tener dos hijos, c) recibirme en la Universidad, d) escribir como Simone de Beauvoir. A los 25 quería desesperadamente : a) divorciarme del señor con el que desesperadamente había querido casarme, b) quemar por inútil el título finalmente obtenido, c) aunque el amor por mis hijos se ha mantenido estable durante toda mi vida, de vez en cuando quería ahorcarlos, d) escribir como Dios me ayudara.

Épocas hubo en que las listas de vida incluían un precioso viaje por Latinoamérica en un jeep, quise casarme de nuevo, conocer  Europa, ser flaca, ser actriz, o irme al carajo. Algunos deseos se cumplieron y otros no. Lloré, como dijera Santa Teresa, por más de una de las plegarias atendidas, y hoy exactamente a esta hora apenas quiero comer un cabrito con amigos el sábado. Y que la menopausia realmente llegue a los 55, así tengo tiempo para morirme antes.