La culpa siempre es del otro
La dirigencia de Independiente busca responsabilizar a la hinchada rival y evita reconocer la violencia de su propia barra.
La dirigencia de Independiente intenta evitar una dura sanción por parte de la Conmebol. Con un video que difundieron los directivos argentinos cargan las tintas casi exclusivamente sobre los simpatizantes de Universidad de Chile. Y para rematar semejante mentira, apenas si manifestaron su condena a las agresiones de la barra del Rojo de Avellaneda.
Como parte de una estrategia para producir un relato favorable a sus intereses y de ese modo tratar de evitar sanciones duras de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la dirigencia de Independiente, encabezada por su presidente, el inefable y siempre bien dispuesto Néstor Grindetti, publicó este sábado un video en el que reitera su versión de los gravísimos incidentes ocurridos el miércoles en el estadio, antes, durante y después del partido con Universidad de Chile, que fue suspendido a los dos minutos del segundo tiempo.
Ver esta publicación en Instagram
En el amañado video de poco menos de tres minutos, los directivos del club argentino tratan de culpar nuevamente a los simpatizantes visitantes, hacen una muy breve referencia a las agresiones protagonizadas por los hinchas locales y omiten toda mención al accionar de los responsables del operativo de seguridad y, por supuesto, niegan cualquier responsabilidad en los hechos por acción u omisión. La reglamentación es clara: dentro del estadio, la responsabilidad sobre la seguridad del público asistente corresponde al club local.
Sobre una base de imágenes propias de una cacería, un relator reconstruye desde la óptica de los dirigentes del club agresor lo sucedido como “uno de los días más tristes y oscuros en la historia del fútbol argentino y continental”. Se atribuye la responsabilidad del inicio de los incidentes a los hinchas visitantes y se detalla: “Destruyeron cámaras de seguridad, amenazaron y agredieron a trabajadores, arrasaron con las instalaciones, rompieron los baños y utilizaron los escombros como armas. Piedras, proyectiles y bombas fueron lanzados contra hombres, mujeres y niños que habían ido a alentar a Independiente”.
En tanto, a la reacción de la barra local, que invadió y atropelló la tribuna sur alta y atacó con extrema virulencia a un grupo de simpatizantes chilenos que todavía estaban allí, la dirigencia manifiesta su reprobación, aunque le dedica escasos segundos —de los 170 que dura el video— a hacer referencia a ello y no detalla las conductas de los agresores propios. Y para rematar la barbarie de su parcialidad, nada dice sobre golpes con barras de hierro, patadas en la cabeza, facazos o arrojar simpatizantes visitantes desde la tribuna al vacío. Típico de un ajuste de cuentas tumbero.
“A pesar de que durante tres horas nuestros socios e hinchas sufrieron ataques con piedras y pirotecnia, responder con la misma moneda no puede ser una opción. Por eso, nos estamos encargando de identificar a estos delincuentes que se esconden detrás de un escudo para expulsarlos como socios y solicitar que nunca más pisen una cancha de fútbol. Ya estamos colaborando con la Justicia para lograrlo”, afirma el tramposo video. Sigue el relato y se asegura que “durante el primer tiempo se solicitó la suspensión del encuentro, pero el partido siguió, a pesar de la violencia en la tribuna sur alta”. Pero genera mucha sorpresa que no se especifique quién hizo el pedido y a quién, y quién o quiénes tomaron la decisión de no suspender el partido.
“Independiente quedó solo, como tantas veces, cuando hinchas del fútbol argentino quedaron solos en las canchas propias y ajenas”, se queja la voz en off. Lo curioso es que algunas de las imágenes que se utilizan para ilustrar ese tramo corresponden al partido entre Rosario Central y Peñarol de Montevideo, que se jugó en abril del año pasado en Rosario. Ese día, la barra local —argentinos ellos— les tiró vallas metálicas desde la bandeja superior de la popular de la calle Génova a los hinchas de Peñarol, que estaban en el sector inferior (y no eran argentinos, sino uruguayos).
Va un consejo profesional: para armar un descargo, quien lo lleve adelante debe saber mentir, en el caso de que quiera hacerlo. De lo contrario, lo más sano es asumir la responsabilidad por los actos propios y, en el caso de la tragedia de Avellaneda, las imágenes son claras: la dirigencia del club local no puede organizar ni un cumpleaños. Y de paso, recuerdo a mis lectores que en la comisión directiva hay jugadores de la política enormes, como Néstor Grindetti, quien manejó los intereses económicos del Clan Macri por años; Cristian Ritondo, enorme y efectivo operador político de la nueva moda de los anti casta; y desde afuera siempre acompañó Patricia Bullrich, simpatizante del club.
Dejemos de buscar responsabilidades y culpas fuera de nuestra esfera: crezcan, pidan disculpas y busquen ayuda. De seguro hay gente que sabe mucho que podría colaborar con la justa y dura sanción que se le aproxima al club organizador del partido, el Club Atlético Independiente.
Dejá tu comentario