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Kirchnerismo busca ampliar dominio en municipios bonaerenses

*Por Guillermo Gammacurta. Con el triunfo de Cristina de Kirchner descontado, en el kirchnerismo ponen parte de la libido en la esperanza de que se repitan los resultados de las primarias para de esa forma pasar a dominar el 83% de las intendencias de la provincia de Buenos Aires.

Es que según los números que arrojaron los comicios del 14 de agosto, los candidatos K tienen chances de quedarse con 21 comunas que hasta ahora están en manos opositoras.

Hay que tener en cuenta que en las primarias, las listas oficialistas sólo perdieron en 30 de las 134 comunas -más Lezama que elige intendente por primera vez-; de esta forma, se mantuvo la tendencia de un calendario electoral en las provincias y en las nacionales, donde los votantes prefirieron la continuidad por sobre el cambio.

A partir de esos números, para el kirchnerismo las cuentas son muy sencillas: de los 95 distritos que ya domina -incluido un puñado de jefes comunales vecinalistas que juegan para el Gobierno nacional y para el provincial-, sólo ve peligrar su conducción en seis partidos, mientras que tiene chances de ganar en 21 comunas. De esta forma, 111 distritos pasarían a manos kirchneristas, al que deber sumarse Lezama, en donde en el debut electoral del distrito el FpV fue el partido más votado por encima de UDESO.

Radicales

La ahora fallida y efímera alianza entre Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, que desembocó en el pretencioso nombre de Unión para el Desarrollo Social, produjo desde el inicio el enojo de históricos dirigentes radicales del interior bonaerense que no estaban de acuerdo con un pacto electoralista y menos en que sea con el «Colorado». El desencanto se agravó cuando para las primarias, muchos de los intendentes radicales -o sus delfines- tuvieron que ir a internas en UDESO con postulantes provenientes del ala denarvaísta. Situación que terminó de estallar cuando los jefes comunales de la UCR advirtieron que Alfonsín no logró traccionar votos para ellos, sino todo lo contrario: el arrastre fue a la inversa.

Este escenario hizo que la ancestral fuerza radical del interior bonaerense se diluya hasta el punto de perder bastiones propios en manos de los candidatos K. De repetirse la tendencia de las primarias, el radicalismo vería escapar su dominio en 16 comunas. Hay algunos casos que son símbolos de la posible catástrofe radical. En Guaminí, Carlos Cordero, que va por su cuarto mandato como candidato de UDESO, perdió con su único rival, Néstor Álvarez, del FpV, por más de 10 puntos. Un escenario similar se dio en Pergamino, en donde Héctor Gutiérrez, quien también va en busca de su cuarto mandato, ganó la interna de UDESO, pero su partido fue segundo en la general a más de 15 puntos del total de votos obtenido por el kirchnerismo.

Un párrafo aparte para uno de los dirigentes que más hicieron por el sueño truncado de catapultar a Julio Cobos a la Casa Rosada: Mario Meoni, intendente de Junín, quien aspira a un tercer mandato por UDESO, cayó en las primarias ante el FpV por más de 13 puntos. Otros jefes comunales radicales que ven naufragar la posibilidad de un tercer mandato por un triunfo kirchnerista son: Daniel Molina, de Necochea, y Héctor Equiza, de Punta Indio.

Ante ese panorama, los jefes comunales de UDESO, como muchos candidatos a legisladores, han hecho campaña llamando a los electores a cortar boleta para de esa forma apostar a un voto que en el sobre lleve a Cristina de Kirchner, pero que los incluya a ellos a nivel local para poder seguir gobernando comunas en las que históricamente el kirchnerismo aún no ha logrado hacer pie.