Ingresos estancados, deudas crecientes y consumo débil: radiografía de la economía familiar antes de las legislativas
Con los salarios aún por debajo de los niveles previos al cambio de gobierno, el endeudamiento familiar en alza y un consumo que no termina de recuperarse, los hogares argentinos llegan a las elecciones legislativas del 26 de octubre con señales de fuerte desgaste económico.
A pocos días de las elecciones legislativas, las familias argentinas enfrentan un escenario de marcada fragilidad económica. El deterioro del poder adquisitivo, la suba de la morosidad y el freno en las ventas minoristas reflejan el impacto de casi dos años de ajuste y alta inflación.
De acuerdo con estimaciones privadas, los ingresos reales todavía se ubican 6% por debajo de los niveles que había al inicio de la gestión de Javier Milei. Mientras tanto, el endeudamiento alcanzó su mayor nivel en años y el consumo masivo continúa sin mostrar una recuperación sostenida.
El poder de compra, en pausa
Según la consultora Equilibra, los ingresos de los 14,5 millones de trabajadores registrados —entre empleados públicos, privados y jubilados— cayeron 19% hacia fines de 2023. Aunque hubo una recuperación parcial durante 2024, desde febrero de este año los sueldos volvieron a frenarse y todavía no logran igualar los valores previos al cambio de gobierno.
“El inicio del programa económico implicó un fuerte ajuste del poder adquisitivo. Luego hubo una mejora rápida pero incompleta: los ingresos llegaron al 94% del nivel anterior”, detallaron desde Equilibra.
Los sectores más golpeados fueron los empleados públicos y los jubilados, mientras que los trabajadores privados lograron sostenerse en niveles similares a los de 2023. En promedio, las familias perdieron el equivalente a dos meses de ingresos durante los casi dos años de gestión actual.
Uno de los factores que más presionó los bolsillos fue el incremento en las tarifas de servicios públicos. El Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-CONICET) estimó que entre diciembre de 2023 y octubre de 2025 la canasta de servicios del AMBA (luz, gas, agua y transporte) subió 514%, frente a una inflación general del 171%.
Más deudas y morosidad récord
La pérdida de poder adquisitivo vino acompañada de un fuerte crecimiento del endeudamiento. Según una encuesta de la consultora Moiger, el 57% de las personas tomó algún tipo de deuda en el tercer trimestre del año, siete puntos más que a comienzos de 2025. En cuatro de cada diez casos, el dinero se usó para cubrir gastos corrientes; el 32% recurrió a la tarjeta de crédito y el 21% lo destinó a compras puntuales del hogar.
En la misma línea, Eco Go señaló que el crédito no bancario creció 4,1% en agosto respecto de julio y ya equivale al 31% del salario promedio mensual. Si se incluyen los préstamos bancarios, el total de deuda familiar representa el equivalente a 1,3 meses de ingresos.
El deterioro también se refleja en los niveles de morosidad. Según el Banco Central, la irregularidad en los pagos mínimos de tarjetas de crédito alcanzó 6,7% en agosto, mientras que la mora en préstamos personales superó el 8,2%, el nivel más alto en 15 años.
El consumo no despega
En ese contexto, el consumo masivo se mantiene débil. Los datos de la consultora Scentia muestran que en septiembre las ventas cayeron 3,7% frente a agosto, aunque crecieron 4,4% interanual, principalmente por el bajo punto de comparación que dejó 2024.
El panorama, sin embargo, no es homogéneo: las grandes cadenas de supermercados y los mayoristas registraron caídas, mientras que los autoservicios de barrio y las plataformas digitales mostraron leves repuntes, impulsados por compras más pequeñas y frecuentes.
Esta tendencia confirma un cambio de hábitos que se profundizó en los últimos meses: los consumidores buscan ahorrar con compras chicas y de cercanía, adaptándose al nuevo escenario de precios.
Expectativas moderadas para fin de año
Las perspectivas empresarias reflejan cautela. Según la Encuesta de Tendencia de Negocios del INDEC, el 68,4% de los supermercados y autoservicios mayoristas cree que su situación comercial no cambiará en el último trimestre del año; el 9,2% espera que empeore y solo el 22,4% confía en una mejora.
En suma, la economía familiar llega a las urnas con señales de agotamiento: salarios que no repuntan, deudas que crecen y un consumo que se resiste a despegar. Un escenario que no solo impacta en los bolsillos, sino también en el clima social y político del país.
Dejá tu comentario