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Horror en Ucrania: Rusia dejó granadas y minas antipersonas antes de abandonar las ciudades invadidas

Hasta ahora se hallaron casi 10.000 explosivos en más de 127 hectáreas y 70 kilómetros de ruta en la zona de Kiev. Advierten por el tiempo que llevará “limpiar” el terreno.


Rusia retiró sus tropas del centro de Ucrania y ahora los principales se concentran en el este del país. A su paso dejaron destrucción, ciudades inhabitables, imágenes desgarradoras de centenares de muertos en las calles y, como novedad, un regadero de bombas y minas antipersonas escondidas en todas partes.

“Todas las entradas están minadas”, sentenció días atrás Serguéi Shumigora, el jefe del equipo especial de las Fuerzas Armadas ucranianas a cargo de limpiar las trampas de los rusos en la región de Kiev. Es un área en la que Rusia se había instalado con la seguridad de que podría hacerse con el control de la capital, pero al fracasar decidieron sembrar el pánico.

Las técnicas de ocultamiento muchas veces son básicas y sencillas, pero no por eso menos peligrosas. Las imágenes verificadas y publicadas por el ejército y por los vecinos que regresan a sus casas son muestra fehaciente. Hay granadas escondidas en las duchas, detrás de las puertas, e incluso atadas a los árboles con una pequeña soga que en caso de ser pisada detona el explosivo.

Según informó la Administración Militar de Kiev, hasta el viernes 8 de abril se habían desminado 127 hectáreas, 292 objetos -como trenes, autos o bicicletas- y 70 kilómetros de ruta. En total, los especialistas encontraron más de 9.400 unidades explosivas. Esperan que esta cifra siga en aumento.

El servicio de emergencia de Ucrania calcula que hay más de 83.000 hectáreas minadas en todo el país, lo que representa aproximadamente el 6% del territorio nacional. El trabajo es minucioso y al detalle. Por eso el gobierno de Volodimir Zelenzky empezó a desplegar equipos en las ciudades que ahora quedaron liberadas de los rusos.

Los expertos alertaron que por un largo tiempo se seguirán escuchando detonaciones producto de las minas antipersonas que se desactivan. Además, alertaron que pueden estar escondidas en cualquier lugar: vías de tren, bosques, cunetas, calles, autopistas o, por supuesto, dentro de las propias casas. Organizaciones como Human Rights Watch denunciaron que muchas de las minas usadas están completamente prohibidas.

Parecen escenas de película -como tantas otras de la guerra-, pero no lo son. “Lógicamente, mucha gente está volviendo a su casa feliz por hacerlo, pero con temor no solo por lo que se puedan encontrar, sino por lo que tocan o abren”, le explicó a TN el analista político Oleksandr Slyvchuk.

Para los ucranianos, la desesperación y emoción por volver a sus casas es más fuerte que el riesgo que ello significa. Según relató para este artículo la periodista Polina Boychuk, quien trabaja en la zona de Irpin, “ya se empiezan a ver muchas carreteras con tráfico y acumulación de gente”, y aseguró: “Kiev está mucho más viva ahora”.

Ante esta situación, las fuerzas especiales apuran su trabajo para limpiar el terreno, pero advierten por los tiempos: “Aunque tengamos recursos adicionales, me temo que quitar todas las minas no se logrará en un período corto”, explicó el jefe de las unidades que revisan la región de Kiev durante una entrevista al medio ucraniano Vechirniy Kyiv.

El área central de Ucrania sueña con una nueva normalidad, aunque sabe que demorará tiempo. A las terroríficas imágenes de los más de 400 cadáveres en Bucha se empiezan a sumar otras ciudades como Makariv y ya alertaron que los crímenes en Mariúpol pueden ser “10 veces peores” que los mencionados.

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