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GPS

*Por Ernesto Tenembaum. Hasta hace un tiempo, yo tenía una noción clara del Bien y del Mal. Pero ahora estoy confundido.

Hasta hace un tiempo, yo tenía una noción clara del Bien y del Mal. Pero ahora estoy confundido. Leo y leo buscando claves, datos, orientaciones. Y no hay caso.

Sé que quizás usted, lector, la tenga más clara que yo. Quizá basta con mirar lo que dice la Presidenta. O repetirme todo el tiempo: todo lo demás es peor, todo lo demás es peor, y con eso alcanzaría.

La verdad es que lo envidio. Trato, pero no me sale. Porque, tendremos que admitirlo –usted y yo–, los cambios son demasiado abruptos.

Al menos, deme un tiempo para acostumbrarme.

Tengo un amigo muy mal pensado que me atormenta. Él tiene una versión de los hechos que dice así:

"El miércoles pasado, la Presidenta se enteró por televisión que el juez Rafecas allanó una de las propiedades de Amado Boudou. Entonces, se enardeció. A mí nadie me allana la propiedad de mi vicepresidente, gritaba. Llamó a los de siempre y el mecanismo de siempre se puso en marcha. Busquen lo que sea pero pásenlos por encima. Y ahí se prendió el ventilador: que el tráfico de influencia de uno, que los mensajitos del otro, que el ofrecimiento de coimas por parte de un señor con el que después compartimos actos. Lo importante era que quedara claro que es el último allanamiento que le hacían. Y ahí salió Boudou, y después los chicos de los medios cercanos, y luego ese abogado y así".

La verdad es que no sé si voy a seguir viendo a mi amigo. No es que me moleste su argumentación pero, en las últimas semanas, se ha puesto insistente, molesto, y percibo cierta ironía en cada uno de sus ataques. Un día viene con la ley antiterrorista y no sé qué decirle. Otro día con el favoritismo que hubo con los Eskenazi. Luego con la reacción del Gobierno antes y después de la tragedia de Once. Y ahora con el escandalote este de Boudou, que no sé cómo despegármelo. Y cada vez que lo veo me voy amargado. Le repito lo de la asignación por hijo, lo de los juicios por los derechos humanos, lo del complot de los medios hegemónicos. Pero no alcanza como en otros momentos. No es que no alcanza para ganar una discusión. No me alcanza a mí.

"Yo no tengo idea si Boudou es culpable o no –sigue él–. Hay muchas preguntas en el caso Boldt que el Gobierno no responde. ¿Cómo le dan la impresión de billetes a una empresa que nadie explica de quién es?, por ejemplo. ¿Por qué la AFIP aplica el procedimiento excepcional de levantar un pedido de quiebra en esas condiciones? Y eso para empezar a hablar. Pero, en todo caso, es casi un tema menor. Si se le dieron pozos petroleros a Manzano, se le facilitó el ingreso a Eskenazi en YPF a cambio de que se repartan dividendos aunque eso perjudique la inversión, si se extendieron hasta el horizonte los negocios del juego de un amigo del ex presidente, si se multiplicaron subsidios y negocios a empresarios de transporte pese a todos los informes que existían de que se venía una catástrofe, entonces ¿qué agrega lo de Boudou si eso fuera cierto? Ahora: un apriete tan fenomenal a un juez como el que vi la semana pasada me cuesta recordar. ¿No era que en los noventa no se podía vulnerar la independencia de la Justicia? Decime la verdad: ¿no te da la impresión de que buscan impunidad, que es la historia de la Argentina de siempre?".

Respuestas para salir del paso tengo miles. Al fin y al cabo, todos estamos entrenados en twitter. En cada punto y coma, escupimos un "pero sos funcional a...". O, si no, fijate la oposición qué ridícula, antes Righi era el demonio y ahora es un héroe. Nada nuevo: es lo que hicimos con Moyano, Alberto, Ocaña, Lousteau, Picolotti y tantos otros. Lo que le adjudicamos a la opo, pero al revés. Cambiamos el eje, tratamos de poner al otro a la defensiva y zafamos. Tenemos a vuelta de pájaro un "pero nadie habla de...".

Esta vez, sin embargo, me está siendo más difícil. Por ejemplo, miren lo que pasó con Righi. Yo estuve ocho años orgulloso de que fuera nuestro procurador general. Era el ministro del Interior de Cámpora. Amigo de todos. Penalista destacado. Un lujo. Y ahora resulta que mi gobierno lo denuncia por chorro, que es lo que le dicen. Y el vocero de esa denuncia es un vicepresidente que, cómo decirlo, tuvimos que maquillar mucho para aceptarlo como nuestro vicepresidente. Uno prefiere ni mirar quiénes son sus amigos, porque cada vez que mira prefiere no mirar. Y Righi renuncia dando un portazo, sosteniendo que todo lo que dice el vice es falso, o sea que es un mentiroso. Y la Causa me pide que odie a Righi y ame a Boudou. Quizá lo logre, pero ¿no es demasiado? Además, cómo le (me) explico que durante ocho años hayan puesto a un ladrón como jefe de los fiscales. O no lo era y el vice miente, o lo era y estamos en el horno.

O el caso Rafecas. Yo estuve ahí cuando presentó su libro en la Facultad de Sociales. Éramos muchos, orgullosos de ser quienes éramos. Lo presentaban Raúl Zaffaroni, y Mario Wainfeld, y el ministro Sileoni. Y ahora veo que es un enemigo. Lo defiende Forster, y la Comisión por la Memoria, y hasta Nilda Garré. Pero después aparecen esos mensajitos con amigos del vice, y entonces no sé qué pensar.

Y cuando se va Righi lo reemplazan por otro amigo de Boudou. O sea que el vice, que dicen que debe ser investigado, ahora tendrá a un hombre suyo como jefe de los fiscales. ¿Cómo explico que no están poniendo a un zorro en el gallinero?

O el tema Moyano. Yo entiendo que no se puede desafiar a la Presidenta como si nada. Pero me pasé años y años repitiendo que criticarlo era una gorilada, que era el mejor representante de los trabajadores, que el conflicto con Cristina era un invento de los medios hegemónicos, que Ocaña estaba comprada por Magnetto. No sé: las boludeces que dije. Y ahora tengo que decir lo contrario. Encima, ahora se nos pegan Lescano y Barrionuevo. Y los aceptamos como si tal cosa. Lescano dijo, por ejemplo, que Moyano se va a ir como un perro.

A eso me refiero. Necesito un GPS para saber dónde está el Bien y dónde está el mal.

Encima, mi amigo insiste:

"¿No es hora de que aceptes que este es el país que es, que esta es la gente que nos gobierna y no complicarte tanto con cosas tan raras? Digo: hacer el duelo, volver a pararte lejos de estas cosas, apoyar lo que está bien, criticar todo lo que está mal, y dejar de asumir como propios lógicas y problemas que son ajenos. ¿Qué tenés que ver vos con todo esto? Quizá los buenos no eran tan buenos ni los malos tan malos".

La verdad es que no me resigno. Yo quiero seguir apoyando este modelo. Es lo que me dio identidad en estos años. Yo era de los buenos y estaba contra los malos. Sé cómo se lo defiende. Repito varias veces al día que "nadie dice que" Macri está procesado y que todo su gabinete estuvo en la Patagonia, en Miami y en Punta luego del temporal. Y que el monopolio, y que todas esas cosas. Veo que después de esto, está el abismo Macri o el abismo Scioli, aunque Scioli es a veces nuestro y a veces de ellos, y ahora me da miedo que me terminen pidiendo que lo apoye a presidente porque "todo lo otro es peor".

Las cosas que hemos defendido, la verdad, porque "todo lo otro es peor".

Lo peor de mi amigo no es cuando me discute de política, sino cuando va al hueso de mi preocupación.

"Estás dudando. Así empezaron todos los que vos llamaste traidores en estos años. Ojo. Estás dudando. Sabés cómo termina eso, ¿no?".

No entiendo a lo que se refiere. Pero lo poco que entiendo no me gusta nada.

Quizá sea sólo una crisis de identidad pasajera.

Ya la Presidenta, como siempre, nos aclarará todo.

Ahora levantaremos la bandera de YPF estatal.

Por suerte, siempre tiene un nuevo recurso.

Por suerte nos queda ella.