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Final de la historia: los rugbiers fueron condenados

Tal cual adelanté en anteriores columnas, los violentos fueron condenados. En mi opinión, están bien impuestas las condenas. 


En el marco del caso de Fernando Báez Sosa, el Tribunal hizo algo que no hizo el defensor: dividió los roles. Entendió, y así lo dispuso, admitió el concurso premeditado, eso es “todos quisieron matar”, y la alevosía: matar sobre seguro. Ahora las viudas y viudos despechados, simpatizantes de los violentos, piden y reclaman por lo injusta y larga de la condena.

El Tribunal impuso cinco perpetuas, que son quienes estuvieron sobre la vereda al momento de ultimar en el piso a Fernando. Quienes lo golpearon hasta matarlo, que es lo que quisieron hacer y la Justicia así lo interpretó. 

Los otros tres se llevaron 15 años de prisión, porque  no participaron del violentísimo y desigual ataque. El resto es lo de siempre, que el Tribunal esto y que aquello. La sentencia es justa y seguro las instancias superiores de apelación la confirmarán. Y atención con algo: también podrían agravarla para los tres que se llevaron penas menores.

Las familias de los condenados creen que la culpa del destino de sus hijos es por obra y gracia del periodismo. Les aseguro que nada es menos cierto. Simplemente el público se identificó con la tragedia de Fernando Báez Sosa, por eso los altos niveles de audiencia de radio y televisión. 

Siguen sin entender lo que pasó: un homicidio agravado, donde, según la Justicia, cinco jóvenes envalentonados, por haber consumido y abusado de grandes ingestas de alcohol y marihuana, quisieron escarmentar a quien le endilgaron la desgracia de ser expulsados del boliche. Sin dudas, les dio muchísima bronca y juraron vengar esa provocación. 

Fernando, que fue también retirado del local y minimizó el episodio, se quedó tomando un helado frente a la discoteque y eso fue lo que terminó condenándolo. Los violentos lo vieron y esperaron el mejor momento para atacarlo. El resto es historia conocida. 

El histriónico abogado de la familia Baez Sosa aprovechó su momento de esplendor y lanzó su candidatura la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Si ganará solo Dios lo sabe. Honestamente, creo que no tiene chances. Ser conocido no es sinónimo de aptitud electoral. Y si no, que lo cuente Marcelo Tinelli, híper famoso y exitoso conductor televisivo, tuvo que salir escondido en un auto del Club San Lorenzo de Almagro, dejando un tendal de acreedores que, seguramente, jamás podrán cobrarle un peso.  

Veremos la suerte de mi amigo el Dr. Burlando en esta cruzada. Por lo pronto, los violentos están donde deben. CONDENADOS Y EN PRISIÓN.     

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