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Es imprescindible que se intente garantizar la continuidad de las clases

Los acuerdos alcanzados a último momento, luego de las complejas negociaciones desarrolladas, permitieron que entre ayer y mañana comenzaran las clases normalmente unos seis millones de chicos que asisten a las escuelas de numerosas provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

No obstante, no puede menos que causar satisfacción el hecho de que los alumnos de las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Santa Fe, San Juan, San Luis, Mendoza, Neuquén, Chubut , Tucumán, Santiago del Estero, La Pampa, Salta, La Rioja, Tierra del Fuego y de la jurisdicción porteña puedan iniciar sus cursos, cuando la semana pasada existían aún serias dudas. Mientras tanto, se aguardaba un resultado positivo a las paritarias que desarrollaban ayer los gremios y los gobiernos provinciales de Córdoba, Tucumán y Río Negro.

Este cuadro de situación, inestable aún, sirve como contexto para el objetivo de cumplir con los 180 días de clases, algo que, como ya se señaló en este diario, se verá condicionado este año por la mayor cantidad de feriados que se ha dispuesto y por la siempre latente posibilidad de conflictos gremiales.

Al margen de los ajustes que puedan realizarse a los programas educativos, resulta por cierto imprescindible que el Estado garantice ciclos lectivos sin pérdidas de días de clases. Como bien se sabe, no se ha llegado en los últimos años a cumplir con la ley que fijó el piso mínimo en 180 días de clases. Las jornadas perdidas en años anteriores obedecieron en primer lugar a los paros gremiales, llegándose en algunas escuelas provinciales a perderse entre 30 y 40 debido a huelgas del personal no docente.

Lo cierto es que según datos del Consejo Federal de Educación, desde su sanción en 2004, la ley de los 180 días nunca se cumplió en la totalidad del país: 12 jurisdicciones la incumplieron en 2004; 16 en 2005; 4 en 2006; 14 en 2007 y el récord fue en 2008 con 22, aunque varias estuvieron cerca. En 2009, la situación fue parecida y en algunos casos más grave aun: hay provincias que perdieron el 25 por ciento de clases por diferentes razones. Ahora el Gobierno bonaerense acaba de asegurar que se ajustará al calendario propuesto por el Consejo Federal de Educación, con el propósito expreso de que el curso anual alcance los 190 días de clase efectivos, superándose así el piso sugerido. Un propósito, cabe adelantarlo, varias veces expresado y que, por una diversidad de razones, no se ha podido llevar a la práctica.

Es necesario que se realicen especiales esfuerzos para reducir la pérdida de días de clase, dados los evidentes perjuicios que ello implica para la formación de los alumnos. Garantizar la continuidad del ciclo escolar debería ser una preocupación prioritaria en todos los niveles de conducción. En esa continuidad reside una de las claves de la correcta formación educativa. Y es de esperar que este criterio prevalezca en el actual ciclo lectivo.