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Empoderamiento económico femenino: por qué la inclusión de mujeres al mercado laboral podría aumentar el PBI argentino en un 11%
Desde su experiencia en política pública y su trabajo en la sociedad civil, dejó una idea tan potente como medible: incluir más mujeres en la actividad económica formal podría aumentar el PBI argentino.
Helena Estrada no necesita títulos grandilocuentes para marcar agenda. Abogada, máster en finanzas, escritora y referente en empoderamiento económico femenino, fue entrevistada en el podcast Emprendedores Argentinos, donde compartió su mirada sobre el vínculo entre género, dinero y desarrollo económico. Desde su experiencia en política pública y su trabajo en la sociedad civil, dejó una idea tan potente como medible: incluir más mujeres en la actividad económica formal podría aumentar el PBI argentino en un 11%.
Durante la charla, Helena recordó su paso por el Estado, donde fundó y dirigió el Centro de Desarrollo Económico de la Mujer. Su objetivo, en aquel entonces, fue claro: visibilizar un segmento postergado pero con enorme potencial. "Propuse llevar este centro que mirara específicamente a una población de mujeres que no estuvieran en situación de vulnerabilidad económica, pero que aún así, desde el punto de vista estrictamente macroeconómico, estaban a pérdida", explicó. Y fue más allá: “Hay estudios que dicen que si estas mujeres estuvieran activas, el producto bruto interno crecería un 11%”.
Esa cifra se sostiene en una realidad evidente: muchas mujeres con formación universitaria, habilidades y vocación, no logran integrarse al mercado laboral, o lo hacen de forma intermitente. Las causas son múltiples, pero una de las más comunes —según Estrada— tiene que ver con la distribución del cuidado en los hogares. "Después del primer hijo, muchas mujeres dejan de trabajar total o parcialmente. El costo de tener a alguien que cuide a los chicos es muy similar al ingreso que ellas podrían tener, así que muchas veces dejan", relató.
En la entrevista, la autora de Dueña de tu dinero y El viaje de la heroína también insistió en que el empoderamiento económico no es solo una cuestión de justicia individual, sino de desarrollo colectivo. “Si hablamos de productividad, de crecimiento, de competitividad, no podemos darnos el lujo de tener a la mitad del talento del país sin activar”, afirmó. Y agregó: “Las mujeres tienen mérito, están preparadas, pero reciben más 'no'. Nosotras tenemos más rechazos incluso cuando tenemos el mérito suficiente para un sí”.
Esa diferencia, explicó, no siempre se ve a simple vista. “No por nada se les llama techos de cristal”, dijo. “Son transparentes incluso para nosotras mismas. Pero cuando ves los resultados, cuando analizás cuántas mujeres llegan a puestos altos, te das cuenta de que hay algo estructural”.
Helena también habló del efecto dominó que puede tener el empoderamiento económico en otros aspectos de la vida: “Cuando una mujer maneja su dinero, toma decisiones con más libertad. Puede decir que no, puede elegir quedarse o irse. La autonomía económica redefine los vínculos y amplía las posibilidades”.
Su paso por Emprendedores Argentinos fue un llamado a dejar de pensar el feminismo económico como un tema de nicho. “Esto no es solo una causa justa, es también un plan de desarrollo para el país. Cuando ellas ganan, ganamos todos”, cerró.
Durante la charla, Helena recordó su paso por el Estado, donde fundó y dirigió el Centro de Desarrollo Económico de la Mujer. Su objetivo, en aquel entonces, fue claro: visibilizar un segmento postergado pero con enorme potencial. "Propuse llevar este centro que mirara específicamente a una población de mujeres que no estuvieran en situación de vulnerabilidad económica, pero que aún así, desde el punto de vista estrictamente macroeconómico, estaban a pérdida", explicó. Y fue más allá: “Hay estudios que dicen que si estas mujeres estuvieran activas, el producto bruto interno crecería un 11%”.
Esa cifra se sostiene en una realidad evidente: muchas mujeres con formación universitaria, habilidades y vocación, no logran integrarse al mercado laboral, o lo hacen de forma intermitente. Las causas son múltiples, pero una de las más comunes —según Estrada— tiene que ver con la distribución del cuidado en los hogares. "Después del primer hijo, muchas mujeres dejan de trabajar total o parcialmente. El costo de tener a alguien que cuide a los chicos es muy similar al ingreso que ellas podrían tener, así que muchas veces dejan", relató.
En la entrevista, la autora de Dueña de tu dinero y El viaje de la heroína también insistió en que el empoderamiento económico no es solo una cuestión de justicia individual, sino de desarrollo colectivo. “Si hablamos de productividad, de crecimiento, de competitividad, no podemos darnos el lujo de tener a la mitad del talento del país sin activar”, afirmó. Y agregó: “Las mujeres tienen mérito, están preparadas, pero reciben más 'no'. Nosotras tenemos más rechazos incluso cuando tenemos el mérito suficiente para un sí”.
Esa diferencia, explicó, no siempre se ve a simple vista. “No por nada se les llama techos de cristal”, dijo. “Son transparentes incluso para nosotras mismas. Pero cuando ves los resultados, cuando analizás cuántas mujeres llegan a puestos altos, te das cuenta de que hay algo estructural”.
Helena también habló del efecto dominó que puede tener el empoderamiento económico en otros aspectos de la vida: “Cuando una mujer maneja su dinero, toma decisiones con más libertad. Puede decir que no, puede elegir quedarse o irse. La autonomía económica redefine los vínculos y amplía las posibilidades”.
Su paso por Emprendedores Argentinos fue un llamado a dejar de pensar el feminismo económico como un tema de nicho. “Esto no es solo una causa justa, es también un plan de desarrollo para el país. Cuando ellas ganan, ganamos todos”, cerró.
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