Policiales
El triple femicidio y un mensaje para todos
El triple crimen de Florencio Varela pone en tiempo real el diario accionar de narcobandas supranacionales. Esta bacanal de sangre desnuda la improvisación e inoperancia de todos los niveles del Estado en materia de Seguridad.
Hace poco más de una semana desaparecían Lara Gutiérrez (15), Brenda Del Castillo (20) y Morena Verdi (20), tres mujeres jóvenes de La Matanza que fueron halladas descuartizadas en una vivienda de Villa Vatteone, en Florencio Varela.
La investigación judicial desentraña una historia de narcotráfico y prostitución. Fue una trampa para vengar un robo de drogas y que habría sido tendida por un líder narco, “desconocido” para las autoridades, pero muy temido entre sus rivales y secuaces.
Finalmente, el líder narco en cuestión fue identificado como “Pequeño J”, un joven de solo 20 años que lleva bastante tiempo dentro del mundo criminal.
El fin de semana pasado, Lara, Brenda y Morena, se habían organizado y preparado para concurrir a una fiesta en el Bajo Flores, en la Ciudad de Buenos Aires. Con la intención de llegar a su destino, las chicas habían pedido un auto por una aplicación, pero lo cancelaron porque las pasarían a buscar.
En una esquina cerca de la rotonda de La Tablada, las mujeres esperaron la llegada de una Chevrolet Tracker blanca, subieron al vehículo, y fueron conducidas hacia la trampa mortal que les habían preparado en una casa de la zona sur del conurbano bonaerense. Toda la escena fue captada por las cámaras de seguridad del municipio. Al principio, la camioneta circuló con dirección hacia la avenida General Paz, pero nunca se dirigieron hacia la fiesta. Poco después, sus teléfonos fueron apagados y nada más se supo de ellas. Al no regresar a sus casas, las familias denunciaron la desaparición ante la Policía local y dieron inicio a la causa judicial.
Los días siguientes a la denuncia, el fiscal a cargo llevó adelante medidas para dar con las jóvenes. Las primeras 48 horas de investigación no arrojaron resultados. Mientras, se difundia el hecho y familiares y amigos realizaban protestas cada vez con más vehemencianoars reclamar el regreso de las jóvenes mujeres. Ya en esos momentos, las tres estaban muertas, aunque para el entorno todavía se mantenían esperanzas que estuvieran vivas. Poco después, los investigadores pudieron reconstruir el recorrido que realizó la camioneta. Fue con ese dato que la causa tuvo sus primeros avances. Una antena de telefonía detectó la señal del celular de Lara en proximidades de Florencio Varela, a unos kilómetros del lugar de la desaparición. El análisis de las grabaciones del área permitió confirmar que la misma camioneta había llegado a una casa en Villa Vatteone. Se allanó una vivienda sospechada. Al entrar, la policía sintió un fuerte olor a cloro y sorprendieron a los jóvenes Magalí Celeste González Guerrero y Andrés Maximiliano Parra, que estaban limpiando paredes y pisos con lavandina. Ambos fueron detenidos.
Recién en la madrugada del miércoles, los peritos daban con los restos descuartizados de las mujeres. Estaban enterradas en el patio. La excavación llevo varias horas. Los policías vieron puntos en el terreno en el que la tierra había sido removida.
Así, fueron detenidos Iara Daniela Ibarra, 19 años, y Miguel Ángel Villanueva Silva, 27 años y peruano. Este último fue señalado por los investigadores como presunto narcotraficante vinculado a la Villa 1-11-14, de la Ciudad de Buenos Aires. Los cuatro detenidos fueron indagados este jueves, todos se negaron a declarar, fueron trasladados hacia el penal de Melchor Romero.
La virulencia y ferocidad del hecho, y semejante ejecución evidencian el accionar de células de narcotráfico, lo que derivó a que la investigación plantee como hipótesis que se trata de una venganza.
Las autopsias reforzaron esta línea: las víctimas fueron torturadas antes de morir y fueron descuartizadas por turnos. Para los investigadores se debe entender como un acto de disciplinamiento.
El informe médico forense detalla que a Lara le amputaron los cinco dedos de la mano izquierda antes de matarla. Además, tenía quemaduras compatibles con cigarrillos, una amputación parcial de la oreja izquierda y un corte en el cuello que le seccionó la arteria carótida. Su muerte ocurrió alrededor de las 3 de la madrugads del sábado, antes de que se denunciara su desaparición. Brenda, sufrió una fractura de cráneo mortal, aplastamiento facial y heridas punzocortantes en el cuello, además de un corte abdominal realizado post mortem. Por último, Morena tenía una luxación cervical y múltiples golpes en el rostro.
La reconstrucción en la que trabaja la justicia es macabra, pero hay que sumar otro elemento inédito hasta el momento en nuestro país: la tortura y asesinatos fueron transmitidos en vivo a través de una cuenta de redes sociales con pocos seguidores, presuntamente, todos miembros de un clan narco.
Evidentemente, enviaron un mensaje a alguien, no sabemos si es a un grupo, a un barrio o al Poder. Atención, que esto le puede pasar a cualquiera que decida enfrentarlos, disputarles territorio o robarle negocios…
Las mujeres fueron el mensaje, en un accionar típico de los carteles en Ciudad Juárez, en México…
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