DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

El mundo espera nuestros alimentos

*Por Leonardo J. Sarquís. Escuchamos que la Argentina es el granero y que puede ser el supermercado del mundo. Que puede proveer de alimentos a más de 500 millones de personas. Siempre es que puede... La pregunta es ¿por qué no lo hacemos de una vez?

Nuestro país carece de reglas claras, escenarios estables y programas y acciones que motiven a grupos, empresas y fondos a invertir en nuestro país. Desde hace más de 6 años tiene una política de restricción en relación a la comercialización y de apertura al mundo en productos de origen agroindustrial. No tenemos gran presencia en los mercados más importantes, y ni estamos en vías de estarlo. La comercialización de granos, carnes, lácteos viene sufriendo innumerables problemas de restricciones -con las excusas de proteger el mercado interno- que lo único que hacen es retrasar la verdadera inserción en el mundo.

En el caso de los granos estamos viviendo problemas de comercialización absurdos cuyos costos pagan los productores al no poder vender sus cosechas. Tal es el caso del Trigo. La cosecha de la campaña 10/11 fue excelente, con más de 14,8 millones de tn, gran parte obtenida en el SE y SO de la provincia de BsAs, donde se siembra más del 73% del trigo del país. En esas zonas todavía quedan en silos más de 4,5 millones de tn sin poder venderse, ni en el mercado interno ni en el externo por tener cerradas las exportaciones. La zona del Sudoeste es “trigo dependiente”. Allí se realiza casi un "monocultivo" porque los productores no tienen otras opciones. Hoy tienen sin vender más de 1,2 millones de tn.

Estos productores necesitan vender su trigo de la campaña anterior ya que en pocos días comienzan a sembrar la nueva.

La provincia sufre innecesariamente los problemas de no poder obtener más y mejores ingresos, sin actuar en consecuencia para solucionar el problema. Los productores no reciben ningún indicio de que el problema preocupe a las autoridades nacionales y provinciales. La indiferencia es lo que prima.

Los precios de los commodities siguen altos y la posibilidad que muestren una baja de impacto es casi nula; es decir que los precios se mantendrán altos y buenos, con una demanda de alimentos creciente y estable. Este panorama no es aprovechado por la Argentina. Acabamos de perder hace unos días la posibilidad de aprovechar valores de u$s 300 por tn de trigo y encima Rusia abrió las exportaciones el 31 de mayo haciendo bajar los valores a u$s 285. Brasil no nos compra el trigo que podría porque no lo dejamos, y le compra a Francia y Canadá.

Estamos ante precios muy buenos por litro de leche ($ 1,5 por litro a productor) y el precio del kilo de queso es más caro en los supermercados Argentinos que en la UE. Paraguay exportará en 2011 más de 325.000 tn de carne, accediendo a mercados de la UE con carne de calidad, Uruguay 350.000 tn, y Argentina sólo podrá exportar 270.000 tn (en 2005 exportábamos 750.000 tn). El consumo de carne por habitante cayó a menos de 52 kilos (hace 3 años eran 72...).
Sin apertura de las exportaciones no se podrán transparentar los mercados, no podrá aumentar la intención de siembra, no tendremos mejor y más producciones, y continuaremos perdiendo mercados y oportunidades en el mundo.

No podemos retener trigo en el país con la excusa que el precio impacta en el precio del kilo de pan; siendo menos del 14% del costo. India en el 2040 tendrá más del 55% de su población entre 25 y 55 años, habitantes jóvenes, trabajando, y consumiendo alimentos en forma creciente. Hoy vemos que China sufre la mayor sequía de los últimos 80 años, y necesita en forma urgente productos primarios y alimentos de más valor (como lácteos). Ni hablar de los países árabes que tienen conflictos internos justamente porque reclaman más y mejores alimentos.

El hambre es un tema prioritario que debe estar en el eje de discusión dentro de la política interna. Y la Argentina tiene la obligación de ayudar para disminuir este flagelo en el mundo. Brasil sacó en 7 años, 32 millones de habitantes de la línea de pobreza gracias a la expansión y crecimiento del sector Agroindustrial.