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El gran desafío de esta década

En esta década, América latina y el Caribe recibirán una enorme corriente de inversiones extranjeras directas.

No siempre los indicadores macroeconómicos mundiales se ajustan a la realidad, y en no pocos casos difieren sustancialmente. Pero 2011 se ha iniciado con una rara uniformidad de criterio con respecto al futuro inmediato de América latina. Para los organismos y entidades internacionales oficiales y privados, esta década puede ser la del definitivo relanzamiento de la región hacia una etapa de fuerte crecimiento. Según algunas previsiones, en los próximos dos años, recibiría inversiones extranjeras directas (IED) por más de 128 mil millones de dólares, lo que implica la salida del cono de sombra proyectado por la crisis financiera de 2008, causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria estadounidense.

Debe recordarse que Latinoamérica y el Caribe fueron de las regiones más golpeadas por ese descalabro. Según el informe anual de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), en 2009 las IED sufrieron una caída del 42 por ciento con relación al año precedente, cuando se desencadenó la crisis. Pero el estudio ya avizoraba un notable repunte en 2010, que efectivamente se dio, y las IED crecieron entre un 40 y un 50 por ciento con respecto a 2009.

Esa tendencia no sólo se mantendrá en los próximos dos años, sino que se fortalecerá al ingresar en la segunda mitad del decenio. El flujo de capitales no tendrá las características depredadoras de las inversiones "golondrinas" de los años 90, que fueron generalmente de corto plazo, creaban expansiones artificiales y breves y se retiraban arrastrando consigo ahorro interno de los países del hemisferio, dejándolos inmersos en fuertes procesos inflacionarios, devaluaciones importantes y alto desempleo.

Los analistas del exterior preven que las IED de los próximos años serán genuinas, no tendrán los fines especulativos de los "fondos buitre". Es que los países de América latina y del Caribe aprendieron la lección (pagaron un altísimo precio socioeconómico por ella) y han establecido regulaciones para el ingreso y salida de los capitales que arriben. Como siempre, Chile y Brasil fueron los primeros en aplicar esas medidas.

Desde luego, si las inversiones llegan para quedarse, exigen reglas de juego claras y, sobre todo, seguridad jurídica. Como siempre, también, la República Argentina es la que menos previsibilidad ofrece. No por casualidad, a pesar de su enorme potencial económico, en las estadísticas anuales de IED figura muy por detrás de Brasil, México, Chile y Colombia. Hemos padecido demasiados años de estancamiento por nuestras políticas improvisadas, contradictorias, muy condicionadas por una inflación estructural que no se sabe o no se quiere combatir. La presidenta y sus ministros pueden recorrer el mundo predicando las bondades de nuestra economía, pero los verdaderos datos de la realidad —no los voluntaristas, ni menos los del Indec "morenizado"— pesan a la hora de decidir las inversiones. Este es el gran desafío: ser creíbles para no perder otra década.