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El Gobierno del ajuste

* Por Miguel Angel Rouco. Ajuste Parte III. La apuesta es una sola y el modelo corrige por inflación, luego por devaluación y más tarde por recesión. Así lo marcan estos ocho años de gestión del matrimonio patagónico y así será en lo sucesivo.

El ínfimo recorte de subsidios anunciado por el gobierno representa apenas el 0,8 por ciento del total de prebendas que otorga el Estado.

La aplicación del recorte sobre la estructura productiva implica en otros términos un aumento de costos para estos sectores que ya no van a recibir tal beneficio. Y este aumento de costos ya se está trasladando a precios.

Aunque tarde, el gobierno reconoce que se trata de poner fin a una injusticia. ¿Hay que entender finalmente que durante ocho años hemos asistido a actos de injusticia por parte del gobierno?

De cualquier forma, este recorte de subsidios, con una comisión de circunstancias, es una puesta en escena para justificar luego más recortes, esta vez, destinados sobre la clase media.
En términos monetarios, este recorte no es gratuito y el único sector que se beneficia con él es el gobierno que contará con más fondos para destinarlos a sectores afines.

La caída del subsidio para la población significará un duro golpe a su bolsillo. No sólo tendrá que pagar más por el consumo sino que deberá pagar más impuestos en función de esa tarifa plena, lo que restará poder de compra a su salario y en definitiva traccionará menor actividad económica.

Está claro que el modelo inflacionario hizo crisis y este recorte de subsidios no solucionará los problemas si éstos no se atacan de manera integral.

La administración Kirchner vuelve a incurrir en el error: no ataca las causas sino que apunta a corregir las consecuencias y siempre llega tarde.

Algo similar ocurre con los inocuos controles cambiarios. La fuga de divisas no se produce por las compras de coleros en la city porteña. Tampoco los coleros demandan los dólares que salen del país.

El ministro de Economía, Amado Boudou, en un acto de sinceridad poco frecuente dijo que "cuatro empresas son las que demandan más dólares". Está claro no son los coleros ni aquellos que buscan un refugio para sus ahorros.

Para Boudou resulta más fácil atacar al minorista que a quienes fugan capitales. Medidas más efectistas que efectivas.

Y no sólo el gobierno no ataca las causas de la fuga de divisas sino que la alimenta y la financia. Por caso, durante la semana, en un intento por disminuir la cotización del contado con liquidación, para supuestamente, desalentar la operatoria, el gobierno, a través de la Anses, salió a vender, masivamente, bonos en dólares y compró bonos en pesos. Esta maniobra, fruto de mentes improvisadas -para ser bien pensado-, produjo una abrupta caída de la paridad de los títulos de la deuda y una baja fuerte del dólar para fuga de divisas. Dicho en otros términos, si lo que se buscó era disuadir de la operatoria de fuga de divisas, el resultado es negativo. No sólo se abarató el precio de los bonos necesarios para liquidarlos en el exterior sino que se le bajó el precio de salida, facilitando aún más la salida de capitales. Esta vez la hicieron completa.

El gobierno confiscó los ahorros previsionales de los trabajadores bajo el falaz argumento que las ex-AFJP administraban mal los recursos de los futuros jubilados. Si la Anses, bajo la administración Kirchner, va a manejar los fondos previsionales de esta manera ¡Pobres, los futuros jubilados pobres!

La señal que está dando el gobierno con el recorte de subsidios y con los controles cambiarios es que se ha quedado sin recursos y sin margen de maniobra para neutralizar la fuga de capitales, la caída de reservas y la inflación. Y ahora, la propuesta es más inflación, más devaluación y menos nivel de actividad. Mientras tanto, el ajuste continúa.