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El genocida Miguel Etchecolatz fue beneficiado con la prisión domiciliaria

Tiene 93 años, problemas de salud y está internado. El fallo no se hará efectivo porque pesan sobre él otras detenciones.

La Cámara Federal de Casación le otorgó la prisión domiciliaria al genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz, de 93 años, internado por estos días en una clínica de Merlo. La decisión se tomó solo en una de las causas de lesa humanidad por la que fue condenado el ex jefe de la Policía Bonaerense durante la dictadura, por lo que no implica que la orden vaya a cumplirse de manera inmediata. Sin embargo, pone en alerta a las agrupaciones de derechos humanos.

El fallo se dictó en el marco de la causa por el asesinato de Horacio Alejandro Benavides, un militante de 22 años ejecutado en septiembre de 1976, a manos de un grupo de la Dirección General de Investigaciones. “Chupete” Benavides era compañero de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) de Néstor y Cristina Kirchner-. El 30 de septiembre de 1976, un grupo de represores de la Dirección General de Investigaciones que comandaba Miguel Etchecolatz abrió fuego contra el militante en una plaza. El juez Ernesto Kreplak procesó a Echecolatz por ese homicidio en octubre del 2021.

Ayer, los jueces Carlos Mahiques, Guillermo Yacobucci y Ángela Ledesma firmaron la prisión domiciliaria para Etchecolatz basándose en los problemas de salud del ex policía, tras un informe del Cuerpo Médico Forense (CMF). Tiene “antecedentes de HTA, ACV isquémico, Ex TBQ, deterioro cognitivo, insuficiencia cardíaca, insuficiencia venosa, HPB, diverticulosiscolónica”. Requiere de un cuidador de adultos mayores las 24 horas del día, para poder realizar cualquier actividad de la vida diaria y ello no puede ser garantizado por ninguna unidad dentro del Servicio Penitenciario Federal.

“La detención del nombrado en la unidad carcelaria provoca un agravamiento en su estado de salud, puesto que (de) los informes supra referenciados se desprende que el actual cuadro clínico del nombrado es delicado y el lugar de alojamiento no posee infraestructura suficiente para atender las diversas patologías de la que adolece el encausado”, afirmó el fallo.

Desde comienzos de la pandemia, Etchecolatz está alojado en la Unidad 34 de Campo de Mayo. Inicialmente, desde esa dependencia se había informado que no tenían las facilidades para atender al represor. Ese informe fue parte de lo que consideraron los jueces para decir que Etchecolatz debe irse a su casa.

Hace un mes, el ex jefe de la Policía bonaerense durante la última dictadura recibió su novena condena a prisión perpetua junto a otro ex policía Julio César Garachico, acusados de haber secuestrado y torturado a siete víctimas y haber asesinado a otras tres. Las acusaciones contra ellos habían sido sostenidas por el sobreviviente Julio López, antes de desaparecer en plena democracia y cuyo paradero es un misterio desde hace desde hace 15 años. Precisamente, López testimonió contra Etchecolatz en el primer juicio que se hizo tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

La prisión domiciliaria de Etchecolatz ya había generado un escándalo a fines de 2017. El Tribunal Oral Federal 6 le había concedido esa detención por los problemas de salud a los 88 años. Se fue a vivir a una casa del bosque Peralta Ramos en Mar del Plata. Pero vecinos organizaron un escrache mientras organismos de derechos humanos y la fiscal María Ángeles Ramos, a cargo de la Unidad de Asistencia en Causas por Violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado, objetaron la decisión. En marzo de 2018, los jueces de Casación Mariano Borinsky y Gustavo Hornos les dieron la razón. Señalaron que los problemas médicos que tiene Etchecolatz podían ser tratados en la cárcel. Desde entonces se encuentra en una unidad penitenciaria.

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